Mi pretensión es ir arrancando, sin imponerme demasiadas prisas, una serie de artículos repasando mis tres películas preferidas de diferentes directores, de mayor o menor renombre. Sin mayores pretensiones que repasar y recordar películas que considero especialmente interesantes, por simple querencia personal. Si os parece bien (y si no también; leer es libre y, antes que eso, escribir), he elegido arrancar con un veterano: Martin Scorsese.
3. El rey de la comedia
El reverso incómodo de Taxi driver. Bien, tampoco Taxi driver es una película cómoda, pero es más directa en su rabia juvenil, en su inconformismo, en su violenta reacción ante absolutamente todo. En cambio, El rey de la comedia juega magistralmente con algo que molesta a todo espectador: La vergüenza ajena.
Porque El rey de la comedia es infinitamente más negra y cínica que cómica. Se hiela la sonrisa al ver el ridículo profundo e inconsciente en el que continuamente cae ese pobre diablo llamado Rupert Pupkin, en su afán por cumplir su particular sueño americano. ¿Cómo abrirle la puerta a quien desea el éxito sin el talento necesario? ¿Pero acaso no tiene el mismo derecho que cualquier otro a pelear por ello?
Como Travis, Rupert tomará un camino que no era el que imaginaba y, como aquel, cuando se atreve a buscar el método más violento, paradójicamente, la sociedad le acepta y encumbra.
Scorsese asume el ámbito televisivo de la historia y controla su habitual sobreesfuerzo con la cámara, y su frenesí de montaje, para adoptar un estilo clásico que nos permite vislumbrar, aun mejor, la oscuridad debajo del disfraz de comedia. No estará entre sus películas más aplaudidas, pero personalmente me parece una auténtica joyita.
2. Taxi driver
Una de esas películas cargadas de rabia que acaban por soltar toda la tensión acumulada en su tramo final, escupiéndola con violencia y de forma tan explosiva que cada espectador puede sufrirla y rechazarla de formas muy diferentes. Tachada de gratuita, de fascista... de todo lo que se nos pueda ocurrir, como ha podido pasar con otras películas como La naranja mecánica o El club de la lucha.
El Travis desorientado y sin espacio ni objetivo en el mundo creado por Paul Schrader se convierte en las manos de De Niro y Scorsese en un icono para la historia del Cine, rapado, con cresta mohicana y una vena justiciera que nace de una confusa necesidad de redención personal (tema, como veremos, enfocado de forma muy distinta en Toro salvaje por el mismo trío: Schrader, Scorsese, De Niro).
La banda sonora de Bernard Herrmann y la infernal visión de la noche neoyorquina que ofrece Scorsese encumbran el resultado final a un nivel mayúsculo. Una película clave.
1. Toro salvaje
Mi película preferida de la filmografía de Scorsese es también, así lo confesaba él, aquella en la que volcó absolutamente todo lo que sabía o creía saber sobre cine. Filmada tras salir del hospital después de graves problemas de salud, Toro salvaje es el proyecto con el que De Niro (pasando horas al lado de la cama del enfermo Scorsese) fue haciendo que su amigo recobrase poco a poco las ganas de salir adelante y entusiasmarse de nuevo con una historia, con narrarla del mejor modo que supiera.
El director se ve proyectado en los fantasmas personales de Jake LaMotta, el boxeador italoamericano, y su tremebundo camino hacia una redención digamos más espiritual que real. Filma una película honesta y seca, sin engaños, desatando su furia como realizador móvil, omnipresente, en cada uno de los combates que muestra la película. Todos ellos, desde el primero al último, presentan un estilo diferente en perfecta consonancia con el contexto biográfico del personaje protagonista.
Hablar a estas alturas del trabajo de De Niro en la película es incidir en detalles mil veces contados. Seguramente el mejor trabajo de su carrera.