Ando bastante desconectado este año del Festival. Al menos, presencialmente. Mantengo lo que podría ser un mínimo básico de información a través de lo que mis compañeros escriben aquí, en Precríticas, pero lo cierto es que su despliegue está siendo tan amplio que lo de "mínimo" es poco menos que mentira: ¡Nos lo están contando todo!
Hoy he podido empaparme por unas horitas de ese ambiente tan festivalero, de esas comidas con los compañeros precríticos, el sentarse ante el Premio Donostia de turno, etcétera... y creo que esta vez en serio me prometo que, el año que viene, me involucraré a tope, toda la semana y pico que esto dura. A ver si cumplo la promesa.
Si bien cine apenas estoy viendo, sí puedo decir que me ha servido para conocer los extremos del Cine: Malditos bastardos en la inauguración, con todo el despendole, descontrol y carisma incotrolable de Tarantino. Yo, también, marcada a fuego por las características de lo que aquí llamamos cine de caracoles y otros simplemente llaman el "típico cine español". Convencionalísimo.
Citar el film de Tarantino me hace pensar que traer a Brad Pitt el primer día, si bien inevitable, es finalmente mala idea. No traerle, en sí; si tenía que ser el primero o nada, la cosa está clara. Pero ojalá hubiera podido ser, qué sé yo, mañana mismo. Crear expectación a lo largo de los días es siempre mejor que perder tu mejor baza a la primera de cambio.
Bien es cierto que, ojito, la Organización quería contar este año con Johnny Depp en calidad de Premio Donostia. Ese es el runrún más generalizado por las esquinas de la ciudad. No es oficial, pero casi. ¿Él debía ser el segundo Premio Donostia? Ahí estuvo la pelea, un órdago a grande. Porque si hubiese salido, el pelotazo hubiera sido mayúsculo (quinceañeras ñoñostiarras: ¡Pitt y Depp el mismo año!), pero el fracaso era más que posible, de hecho probable, y así ha resultado. La sorpresa final para esta 57ª edición ya es imposible, tendrán que volver a pelearlo para el año que viene.
Al que sí lo ha aceptado, Sir Ian McKellen, le hemos tenido hoy frente a nosotros. Un tipo que me cae bien, un tipo con un talento interpretativo que admiro, aunque también un tipo con una carrera fílmica algo corta. Y esto es un Festival de Cine. No de Cine y Teatro. Ahí está un poquito la duda de lo adecuado de la distinción. Por lo demás, nadie duda ni de su amabilidad, ni de su entrega, ni de su talento.
El Festival continúa su curso, y yo me mantendré errático, apartándome mañana, asomándome pasado y el sábado. ¡A ver si puedo contaros algo más! (Y seguro que Beiger me manipula dentro de poco con su software de edición de vídeo...)