En una edición del festival de cine de Cannes en la que casi todos los grandes nombres han decepcionado, con la excepción de Assayas y Kiarostami, y en la que se esperaba con muchas ganas lo nuevo de Mikhalkov, el director ruso ha decepcionado y resbalado estrepitosamente.
Mikhalkov ya llegó con la oposición de casi toda la cinematografía rusa; su afinidad con el regimen de Putin le han convertido en una figura poderosa en Rusia en el mundo del Cine, hasta el punto de que muchos le acusan de manejar los hilos de la industria y de boicotear aquellos proyectos que menos le interesan. Además, sus película se llevan grandes beneficios de subvenciones y ayudas del Estado.
De hecho, Éxodo: Quemado por el sol 2 llega con el título de película más cara en la historia del Cine ruso. Y en la pantalla se nota: Todo son grandes decorados, grandísimos planos generales, grandísimos despliegues. Pero más allá de estas demostraciones de grandeza, la crítica se ha mostrado unánime: No hay "nada más".
Y eso que la primera parte de Quemado por el sol gustó y triunfó en el 94 precisamente aquí, en Cannes. Mikhalkov asegura que con esta secuela quería demostrar que la II Guerra Mundial no la ganaron "solo los aliados", como según el director ruso se esfuerza en demostrar "Spielberg con Salvar al Soldado Ryan".
Sea como fuere, la película termina con un cartel, después de un largo metraje, que reza: "Fin de la primera parte", así que es de suponer que el realizador ruso tiene más mensajes que lanzar al respecto.
Tras el pase, la Sección Oficial queda clausurada y ya solo queda conocer cuál será el film ganador de la Palma de Oro.