No, esto no es un combate musical. Ni un biopic-crossover. Recientemente, gracias a un ciclo de cine y jazz en Tabakalera he podido ver dos películas basadas en sendos genios del jazz, Miles Davis y Chet Baker. El primero, interpretado por Don Cheadle, en Miles Ahead, una película que, por primera vez, él mismo escribe y dirige. El segundo, Ethan Hawke, en Born to Be Blue, de Robert Budreau. Born to Be Blue no ha tenido distribución en España, pero Miles Ahead se puede ver actualmente en cartelera. Dos películas con algunos puntos en común, coincidentes en el tiempo, pero que tienen tonos diferenciados. Vamos a compararlas para, en definitiva, destacar lo más característico de cada una.
Empecemos por los puntos que tienen en común. Lo evidente es la premisa. Biopics de dos famosos trompetistas de jazz -incluso Miles Davis aparece también como personaje en Born to Be Blue. Ambos protagonizados con exquisitez por estos dos grandes actores. Ambos con problemas de drogas y una complicada relación de pareja. Las dos películas se sitúan en una época concreta, precisamente la que supone un punto bajo de su carrera de la que quieren volver.
Seguramente la mayor diferencia la marca el tono, que en parte, está influido por el estilo musical de cada uno y su carácter casi opuesto. Mientras Baker tiene una personalidad suave, algo taciturno; Davis demuestra energía, violencia. La estética y la cadencia de Born to Be Blue se adaptan muy bien al estilo elegante y melancólico de Baker. La sobriedad de los colores, el ritmo contenido, la falta de estridencia, cierta fragilidad. Puede resultar algo falta de chispa, pero tiene espacio para la introspección y respeta el tono del artista.
Miles Ahead es muy distinta. La dirección es efectista -muy propia de un primerizo, especialmente de un actor, que suelen tender a ello. Busca la energía de Davis, pero no está bien afinada. Quiere representar al mismo tiempo su carácter temperamental y su música, y creo que no termina de dar con el punto en común de ambas. Usa un repertorio de recursos formales, excesivo, que muchas veces quiere ocultar una narrativa demasiado convencional. Esto pasa mucho en algunos biopics actuales: el uso de los flashbacks es, narrativamente tan obvio, que pretende llamar la atención a partir de trucos visuales para introducirlos.
La idea, sin embargo, es más atrevida en el caso de Miles Ahead. Un curioso formato de divertida buddy movie, con mcguffin incluido, que quiere acercarse a la vida de Davis a través de mecanismos de ficción. Pareja de blanco (Ewan McGregor) y negro, opuestos, en apuros. De no haber caído en los convencionales flashbacks para contar la historia pasada, podría haber sido un desarrollo de lo más atrevido. Born to Be Blue, al contrario, es un guión mucho más contenido, sobrio, sin querer estropear la atmósfera melancólica. En este sentido puede resultar algo sosa. Lo que sí llama más la atención es el polémico punto de vista que aporta sobre las drogas.
En definitiva, Miles Ahead es una película más viva, más chisposa, más atrevida. Born to Be Blue es más honesta, con un acabado más logrado, y creo que como obra es superior. En cualquier caso, ambas valen la pena por disfrutar de buena música y de unas interpretaciones excelentes. Hawke llega incluso a cantar -lo que por cierto, sin estar más, queda notablemente lejos del artista, obviamente.