Mis pensamientos sobre Criadas y señoras

Criadas y Señoras es un film con tanta personalidad y fuerza, tanto carisma y entereza moral que pasa el tiempo a su lado con cierto tono de candor y hasta agradable estar. Lo normal es sentirse hasta tedioso y aburrido con los mil y una historias donde el negro no puede hablar dentro del contexto cinematográfico, pero al igual que sucede en Django desencadenado, la fórmula para que sí ocurra existe y en ambos films se descubre con dinamismo y simpatía.

Con una ambientación plausible y muy correcta, y unas interpretaciones tan loables, desde la tristeza hasta la fingida alegría, podríamos destacar a la flamante ganadora del Óscar a mejor actriz secundaria Octavia Spenser, pero también podríamos destacar a sus compañeras de uniforme en la misma balanza que a Jessica Chastain y Bryce Dallas Howard, las blancas, más blancas que nunca en esta historia de princesas y príncipes donde se habla de mierda abiertamente.

Es ahí, en la irreverencia máxima, en lo políticamente incorrecto, donde la película se atreve a alcanzar cotas mayores. En ese territorio donde se atreve a bajar a los fondos pero con la corrección de la época y la sonrisa escondida del momento.

Criadas y señoras no va a ser pasada en las sobremesas de los canales de tv castos, y probablemente quede en un rincón extremo de las cintas que no son ni una cosa ni la otra, pero en la memoria de los que disfrutan del cine bien tratado y buscado, bien adaptado y peinado, sí.