Muchas películas han proliferado en este modo denuncia y clarificación desde hace ya un par de décadas en ejemplos variados. Lo curioso de los nuevos tiempos es que cada vez son más populosas y hasta se estrenan codo con codo en una carteleras que las acogen con sencillez pero gratas.
La curiosidad de este film es si cabe la participación de un cineasta como Michael Winterbottom (Génova, El demonio bajo la piel, Código 46, Camino a Guantánamo, etc…). Más que por la novedad por la continuidad de su claro y directo mensaje de ocultación de los gobiernos. Su cine siempre o casi siempre desvela cierto grado de denuncia social aunque dentro de un canon cinematográfico y el continuar con producciones más directas como esta es una buena noticia al menos para mí.
La concreción de los datos que se muestran, la falta de dilución con efectos de cámara o montajes dramáticos ayudan a la verosimilitud de un juego de poderes que es ya conocido por parte del planeta, del movimiento más humilde y débil pero que en los grandes países de consumo voraz sin demasiado conciencia es necesario se conozca.
La historia de siempre pero ahora más universal, al click de un botón de play, si no se lee que por lo menos se vea. Arriba amigos de la conspiranoia, yo pertenezco a ellos.