La radiografía de Martha Marcy May Marlene es brutalmente realista e inmisericorde con el género humano. Doliente para la clase media estadounidense, eficaz para el espectador medio y clarividente para la ausencia de positivismo humano europeo, el film puede competir y luchar por un lugar en las terapias directas.
Por un lado la construcción y estructura del film, tapando y abriendo puertas a una vez que la mente de la protagonistas, perdida y descontrolada. Por otro la dirección marcada y conciliadora pero agresiva y molesta cuando necesita. Y por otro el devenir de nuestros propios pensamientos que sugieren el siguiente paso a seguir o a acometer, conforman un juego piscológico que no se conocía a este nivel y que creará imitadores.
Elizabeth Olsen (Luces rojas) posee esa candidez enfermiza que necesita un personaje atormentado y más allá, perdido como inteligentemente sugiere ese título productivo. Sus momentos en pantallas logran matizar cada uno de los sinsentidos hasta rozar la cordura y soportar el peso de un film compartido con John Hawkes (Tú y yo y todos los demás), el actor transversal por excelencia, el día y la noche en un instante.
Un film honesto y cruel, directo y descorazonador que no puede faltar en los recuerdos. Una película 5 estrellas que necesita de cuidados, porque la voluntad de sus intenciones y el trasfondo de sus situaciones no son únicamente cine, pertenecen a una búsqueda mucho mayor, y si no pasen y vean.