Lo que consigue la Coppola, como no ha conseguido que se le deje de llamar, es separarse de su padre y su cine, creando un lugar propio gracias a películas como Lost in translation, Maria Antonieta o Las vírgenes suicidas.
Somewhere vuelve a conseguirlo pero además se transforma en una especie de independiente temática, una deesas raras direcciones que se propone, puede y logra, una concepción lejana a la comercialidad jugando a una vez a serlo.
El film es perfecto en su concepción, en su estructura, en su lento mostrar y dejar mostrar. Cualquier otro director habría acabado por contarnos una historia, incluso explicárnosla, o mucho peor dejándola en la duda, pero ella logra lo que quiere con la inestimable ayuda de la contemplación.
Stephen Dorff (Immortals) no está elegido por que sí, es pieza fundamental para que entendamos, debido a su carrera, de qué va el caer melancólico del que disfruta amargamente. Es en la segunda parte cuando podemos adentrarnos mejor, ya entrenados, en la carismática aparición de su hija, protagonizada por Elle Fanning (Super 8), que tiene pinta de estrella del cine desde lejos ya con esa edad que presenta aún.
Y no hay mucho más que hacer, dejarse llevar, languidecer con su aporte y entender su miseria. Es cuanto pretende, es cuanto expone y es cuanto hay que esperar. Entiendo la decepción de quien viajara más lejos en su imaginación, porque la película es absolutamente hermética y sencilla que no se puede agradecer si se van con ganas de palomita. Sin embargo el trabajo es impecable, genial, una película de cuatro estrellas con la capacidad de un cinco.