Ya en su quinta jornada, el Festival de Venecia llegaba con una fuerte necesidad de reencontrarse con el Cine, después de unas jornadas medianamente grises. La solución la ha traído Hayao Miyazaki. Ponyo on the Cliff by the Sea, su particular versión de La sirenita, ha puesto en pie a la crítica especializada, que ha recibido con una entregada ovación el trabajo del particular creador japonés.
Miyazaki, al que siempre se le recordará como el creador de la serie Heidi, ha entusiasmado a los presentes con su animación tradicional, lejísimos de la vanguardia técnica de los actuales éxitos del género. Miyazaki, que ganó en Berlín el Oso de Oro en 2002 con El viaje de Chihiro, ofrece esta vez una fábula que puede funcionar aún mejor con el público infantil.
Además, el realizador nipón se pone en buena posición cara a hacerse con el León de Oro, o al menos así lo pide ya la crítica desplazada a la Mostra. Recordemos que, hace tres años, ya fue galardonado con un premio en reconocimiento a toda su carrera. De momento, respecto a su querencia por la técnica manual, lo deja bien claro: "Seguiré utilizando el pincel mientras pueda".
Por otro lado, la película Il papa de Giovanna ha reconciliado hoy ligeramente a la crítica con el cine italiano, aunque sin demasiado entusiasmo. La francesa L'autre, por su parte, no ha gustado prácticamente a nadie.