Observaba estos días, atónito, como W, una película de cierta repercursión y con algunas caras conocidas de Hollywood, se estrenaba directamente en televisión, no ya en DVD, y para colmo, en La 2, el canal minoritario. Como si quisiéramos olvidarnos de un plumazo de la era Bush, la película se estrenaba ayer en nuestro país, coincidiendo con la entrada de Obama en la casa blanca, o quizá más concretamente, con la salida de George W. Bush.
Quizá lo que menos sorprenda de todo esto, es el director al frente del proyecto, Oliver Stone. No puede sorprender cuando venimos contemplando su acentuado declive en los últimos años. Sus condescendientes documentales sobre Castro, su pesada World Trade Center... Ahora trabaja en otro documental sobre Hugo Chávez, que promete seguir la estela pasada de rosca que le viene caracterizando.
Con cierto desinterés, le eché un ojo a la película ayer, sin verla completa. Lo que vi fue un Stone voluntariamente controlado, queriendo ofrecer una mirada objetiva. El resultado era una película, en general, sosa, repleta de situaciones y personajes nada creíbles. Si en La reina, uno sentía espiar los verdaderos recovecos de palacio, aquí no hay quien se crea las reuniones con su equipo, o los momentos cotidianos. En general, consigue ni ser realista, ni aportar nada ni ser demasiado entretenida. Ni siquiera consigue alborotar.
Creo que definitivamente aquí Stone se ha sentenciado, con esta indiferencia absoluta del público estadounidense a quien ya no interesa lo que el director pueda contar. A continuar con los documentales toca. ¿Donde quedó JFK?
Pero no quiero dejar pasar esta ocasión tan particular sin entrar a comentar un poco el estreno en televisión, un hecho insólito que quizá merece más atención que la maltrecha carrera de Stone.
Al esquivar el estreno en DVD se plantea la cuestión de cómo podemos conseguir la película. No se puede alquilar ni comprar y, ni siquiera estará accesible en redes p2p, al menos no con un doblaje en castellano de calidad. Seguramente más adelante aparezca una edición en DVD, pero de momento la cosa está así. Quien no la viera o grabara ayer en La 2, tendrá que esperar a ver que pasa.
Esta peculiaridad nos puede venir bien para vislumbrar un posible modelo diferente, del que tanto se habla, en el que las películas pudieran estrenarse en más medios además de las salas de cine. Ante todo, mi primera lectura es la considerable indiferencia que parece haber provocado en el público español, aunque habrá que esperar a los índices de audiencia. También es verdad que quizá la película en sí no interesa y no ha sido publicitada conveniente, pero me da la impresión de que el hecho de mostrarla directamente por televisión, sin el ritual del estreno en cines y forzando la hora de proyección, rebaja considerablemente la importancia del estreno.
Otra cuestión, el estreno en cine es para mí una necesidad artística, por las condiciones propicias de la proyección, pero lo que es evidente aquí, es que la verdadera necesidad práctica es la del estreno en DVD, si queremos tener un acceso adecuado y permanente a la cultura. Pero esto ya lo sabemos, por los muchos títulos descatalogados o nunca editados, que tanto nos hacen sufrir a los cinéfilos.
Y por último, un efecto colateral que me ha divertido. Los críticos de televisión se han encontrado con un trabajo extraño: una película que difícilmente podían haber visto antes, siendo algo evidente además, difícil de disimular, y que debían valorar. En definitiva, todo un ejercicio de Precrítica. He leído alguna de estas críticas, y básicamente recurría a citar las palabras de quienes al otro lado del charco ya habían podido valorar el film. Una opción sin duda prudente. Con la validez y la inseguridad de quien delega. Es una pena que W haya causado tanta indiferencia que ni siquiera algún precrítico se haya molestado en hacer ese trabajo de crítica previa que para nosotros es el pan de cada día.