Se habla de precuelas, secuelas,
remake... quien sabe qué, de Blade Runner. Primero, hace ya
unos meses, sonó el nombre de Christopher Nolan y ahora
parece ya más seguro que sea el propio Ridley Scott (el
director de la primera película), el que se encargue. De entrada,
decir que Scott no debería rodarla, de hecho Scott a estas alturas
no debería rodar cine, así en general, pero mucho menos estropear
uno de los (pocos) pilares de su carrera. Dejando esto a un lado, y
aunque parece ya poco posible, quiero argumentar mi defensa de un
trabajo de Nolan en esta línea, defensa que en conversaciones en
Twitter no he podido ampliar.
Blade Runner es una adaptación,
como todo el mundo sabe, de una novela de Philip K. Dick de
título casi burlesco ¿Sueñan los androides con ovejas
eléctricas? Lo primero que
quiero dejar claro con esto es que la película no es un material
original y por lo tanto no es demasiado correcto hablar de remake,
sino que se podría tratar de una nueva adaptación. ¿O es que
Hamlet de Branagh es
un remake? Después de puntualizaciones quisquillosas, pasemos a la
novela. Blade Runner es una adaptación muy libre de la novela de Dick, pronto toman
diferentes caminos. Es cierto que la película ha conseguido ser una
obra muy superior al original, pero eso no quiere decir que en la
novela no haya elementos muy interesantes que aún pueden ser
explotados. No se trata de hacer otra vez Blade Runner,
ni mucho menos de hacerla mejor, se trata de hacer otra adaptación
diferente, otro punto de vista (y de eso Nolan sabe mucho).
No hay
que adivinar demasiado para pensar que Nolan puede ser un admirador
del escritor. Pensemos en otras novelas de Dick llevadas al cine (por
no apartarnos de nuestro campo). Desafío total,
la potentísima película de acción de Verhoeven se basa en un
relato corto del escritor: Podemos recordarlo por usted al
por mayor. Si obviamos los
mamporros que reparte nuestro querido Arnold, la filosofía de la
película de realidad vs sueño es, de forma evidente, la misma que
impulsa la última película de Nolan, Origen.
Si buscamos otra adaptación cinematográfica de Dick, Screamers (una película mejorable pero con elementos interesantes) basada en
el relato corto Segunda Variedad,
encontramos elementos más cercanos a los replicantes, pero sobre
todo, se vuelve ahondar en la idea de la desconfianza en la realidad
de uno mismo. Aunque Blade Runner comparte con esta la cuestión primordial del concepto de humanidad,
deja un poco de lado el otro aspecto interesante -que sí está muy
remarcado en la novela. Algunos detalles del montaje del director de
Scott flirtean más con esta idea, pero con cierta distancia.
Nolan,
con su demostrada obsesión sobre la identidad y la memoria,
remarcada especialmente en Memento y Origen, podría
tomar el proyecto de forma personal, llevándolo a su terreno y
adaptando los aspectos que más le interesen. Independientemente de
si es remake, secuela, precuela o simplemente otra historia dentro de
ese universo, sería capaz de contarnos su propia versión de la
dudosa identidad de los replicantes, y de sus recuerdos falsos.
Seguramente generaría una estructura mucho más compleja, con más
doblez (más cercana a la que tiene la novela). Además, podría
continuar con esa imagen tan de cine negro, presente en el clásico
cinematográfico así como en gran parte de la literatura de ciencia
ficción moderna. Ya ha dado muestras en sus primeras películas de
como domina el terreno.
Y por
supuesto, Hanz Zimmer tomaría el relevo de Vaneglis.