Tengo que arrancar reconociendo que no soy un gran fan del Cine de Guillermo del Toro, aunque una vez volcado esto en la primerísima línea, paso a continuar con mi economía de espacio, tiempo y letras: Sí le reconozco una personalidad reconocible, un estilo, unos intereses fácilmente detectables. Esto no tiene por qué traducirse siempre en buen cine, pero cuando se defiende a ultranza, esa valentía es un buen punto de partida.
Encuentro que en ese "universo Del Toro" lo que más destaca, sobremanera, son sus propias influencias y querencias, tanto cinéfilas como literarias. Bien, de un tiempo a esta parte no es algo extraño, quizá Tarantino fue el primero en escupirnos claramente a la cara sus influencias principales como marca de su propio estilo y voz como autor. En el caso del director mexicano, va por otros derroteros, claro. Y creo que Pacific Rim, su apuesta para el verano de 2013, casa perfectamente con ese universo Del Toro.
Además, le tengo por un director inteligente y con claro punto cachondo, y ambas cosas me tranquilizan a la hora de recomendar Pacific Rim. Él no va a afrontar lo que Hollywood quiere que sea el blockbuster estival atribuyéndose riesgos autorales donde no corresponde, pero tampoco va a fabricar una tontería magna que el espectador perciba como un escupitajo en el ojo, como una afrenta a su inteligencia. Le dará a Tío Dólar lo que pide: Espectáculo ruidoso y la linealidad necesaria para que no se asuste ninguno de los miles de espectadores que verán la película, pero espero, sinceramente, que sepa igualmente convertir ese espectáculo ruidoso en un espectáculo en mayúsculas, una experiencia audiovisual mastodóntica pero hermosa en su monstruosidad, brutalmente disfrutable y bella en su incapacidad para detenerse en pequeñeces.
Quizá soy yo el que estoy yendo más allá de donde hay que ir: Pacific Rim va a ser el más grande todavía, bigger than life, pero con la dignidad exigible a Del Toro y con una cuidadísima estética que remitirá a aquellos duelos de monstruos japoneses, destrozando Tokyo a cada golpe…
La belleza de un pasote desmedido… bien medido. Yo la veré. ¿Y vosotros?