Me gustaba la elección de Liam Neeson para dar vida a Abraham Lincoln. La estatura, la presencia, amplia, casi diría que enorme, físicamente, en este actor, siempre va de la mano de una cierta distinción, un aporte muy marcado por una innegable imagen de inquebrantable dignidad. Me gustaba mucho.
Pero Spielberg se ha ido demorando con su proyectado biopic sobre el ex presidente usamericano y, al final, Neeson se ha cansado de esperar. La elección ulterior, el sustituto, es radicalmente distinto. Es Daniel Day Lewis, uno de los grandes monstruos de la interpretación. Un intérprete de método, de rabia y asunción del personaje, radicalmente opuesto a la presencia y clasicismo de Neeson.
Day Lewis irá muy bien. Lo sabemos porque esa presencia digna, elegante, alejada de la visceralidad de otros trabajos suyos, ya la demostró en La edad de la inocencia, por ejemplo. Es de los grandes, así que sí: Compro.
El caso es que Spielberg parece tener más o menos definido el reparto de su proyecto sobre Lincoln, y no solo en cuanto a su protagonista se refiere. Sally Field (¡Sally Field!, ¿qué era de esta mujer?) será la primera dama, una intérprete sólida, de garantías.
Uno de los nuevos chicos de moda, lanzado al estrellato por Christopher Nolan, interpretará a Robert Todd Lincoln: Hablo de Joseph Gordon-Levitt, una de las debilidades del alma de nuestro querido compañero Sherlock.
Nos llegan otros fichajes de relumbrón: Tommy Lee Jones o James Spader (otro al que le teníamos perdida la pista últimamente). También Tim Blake Nelson, uno de los tres presos a la fuga de O' Brother.
Todavía recuerdo aquellos tiempos de juventud en los que Spielberg aseguraba que no le gustaba trabajar con estrellas porque el espectador, ipso facto, asociaba sus personajes a otros a los que ya estaban indeleblemente ligados, por estrellato y trayectoria. Sí, hace tiempo que el tío Steven no piensa así. Que se lo digan a Tom Cruise, o a Tom Hanks, o a Di Caprio, o a... Etcétera, sí, etcétera.
Bueno, ¿cómo os pinta Lincoln? ¿Os apetece?