Falta bien poco para que llegue Prometheus. Realmente aun unos mesecitos, en nuestro país, si bien desde otras tierras ya nos van llegando las primeras reseñas críticas, que confirman la opinión previa que nuestro compañero Sherlock ya lanzó en su precrítica.
No obstante, la expectación creada ante el anunciadísimo regreso de Ridley Scott al universo Alien es innegable, y se apoyan ante todo en el éxito sin precedentes que aquella primera película supuso, en todos los sentidos: Para él, dándose a conocer como un narrador visual portentoso, aun antes de Blade Runner; para el estudio, que se encontró con un auténtico filón; y para miembros del equipo como Sigourney Weaver, que de la noche a la mañana se vio convertida en toda una estrella de Hollywood.
Más allá de que Prometheus acabe por estar o no a la altura no solo de Alien si no incluso de sus tres secuelas, su estreno es una buena excusa para montar en casa, en compañía de quien cada cual desee, un ciclo Alien y repasar lo que Cameron, Fincher o Jeunet también pudieron aportar a la saga.
Yo con vuestro permiso hago algo más. Las recuerdo y de paso las ordeno en mi orden de preferencia, de la que menos me atrapa a la que más me enamora -no sería capaz de recordar el número de veces que he podido verla...
#4
ALIEN RESURRECCIÓN
Tras la dura aventura que supuso el rodaje de Alien 3, de la mano de David Fincher -donde Sigourney Weaver siempre se posicionó del lado del director en sus batallas diarias contra el estudio-, la actriz aseguró que jamás volvería a interpretar a la teniente Ripley. Como bien tuvo que reconocer Sean Connery, nunca digas nunca jamás.
Estamos ante la película más floja de la cuatrilogía, pero aun así interesante. Desde luego, Jean-Pierre Jeunet cometió idéntico acierto (y error) que sus predecesores en el cargo: Luchar por mantener su estilo. Como con alguno de ellos, descubrimos que no toda firma casa al cien por cien con el universo particular de Alien.
Con todo y con eso, incorpora la excentricidad marca de la casa en varios de los personajes secundarios (como el personaje interpretado por Dominique Pinon, actor fetiche de la factoría Jeunet) y en alguna que otra bizarra situación de la historia. Por lo demás, la saga ha llegado aquí a un punto de caos argumental que lejos de enriquecer acaba por pintar un escenario de lo más difuso: clones, robots, mercenarios, prisiones, lazos "familiares" interraciales (entiéndase bien el comentario)... De todo un poco.
El personaje de Winona Ryder, con interesante premisa, acaba no siendo aprovechado como prometía y, para colmo, la supuesta sorpresa que escondía fue destripada en los propios trailers lanzados por la Fox, en una maniobra que pasa de torpe a indecente.
#3
ALIENS, EL REGRESO
James Cameron llegó e hizo suyo el material. Tan sencillo como esto. Porque con Cameron, además, jamás hay complicaciones, todo es siempre sencillo y directo. Ante todo, efectivo.
Marines, armas y armatostes (más lo segundo que lo primero), la acertadísima inclusión de la niña (recurso que no siempre es un acierto pero que aquí funciona de maravilla), mucha testosterona y, ante todo, acción. Sin remilgos.
Salvo contadísimas situaciones, Cameron se olvida del suspense y del mayúsculo esfuerzo de Scott por crear una atmósfera muy reconocible. Su cine es otro y no acepta plegarse a instrucciones ajenas. Lo cual siempre es positivo: La opción Scott ya estaba rodada, ¿repetirlo qué hubiera aportado?
En cualquier caso, estamos ante un ejercicio de masacre y explosiones que acaba como se puede esperar: Bigger than life, con Ripley manejando esa suerte de robot-fenwick y peleando a hostia limpia con la reina madre...
#2
ALIEN 3
Después de pasar por las manos de varios directores, la tercera entrega de la saga cayó en manos de David Fincher. Era su primera película y se acercaba a la treintena de edad. No sabía donde se metía. Hoy reniega de la película. Se podría decir más: La odia, no quiere saber nada de ella.
La Fox quiso controlar absolutamente todo y no solo no permitió a Fincher trabajar y desarrollar su visión del universo Alien, sino que desquició a todo el equipo ordenando reescrituras del guión de manera continuada hasta el ultimísimo día de rodaje, descartando material cuando ya se había rodado, gastando dinero en decorados que jamás se usarían y convirtiendo, finalmente, el proyecto en un infierno y un fracaso anticipado.
Pero no solo el estudio daba problemas. David Giler, uno de los productores (ya presente en las dos ediciones anteriores de la saga) llegó a mostrar su desconfianza en un director novato y con pasado de director de anuncios: "¿Por qué confiar en un vendedor de zapatillas?" Giler hablaba de los comerciales de Nike realizados por Fincher, claro...
Al final el "novato" acabó rodando algunas secuencias incluso sin permiso, echándole un par, pero no consiguió evitar que el estudio cerrase un montaje final sin demasiado sentido narrativo y con decenas de agujeros. Años después la Fox editó un "montaje del director" que para nada lo es (como el propio Fincher ha dejado claro), pero que incluye al menos gran parte del material rodado por él y que el estudio descartó. Este montaje permite conocer más en detalle el desarrollo de ciertas situaciones, dotando de más calma y sentido al conjunto.
Revisando esta versión sin mutilar, se aprecia y se disfruta mejor el esfuerzo de Fincher por vestir la película con una atmósfera opresiva y malsana, casi aceitosa, carcomida. Pese a los no pocos vaivenes y altibajos, contiene varias secuencias para el recuerdo además de una de las imágenes-icono de la saga, con una Ripley de cráneo afeitado enfrentada con la bestia cara a cara, a apenas un par de centímetros de distancia... (Ver fotografía.)
#1
ALIEN, EL OCTAVO PASAJERO
No es por ir de clásicon o de pureta pero, al menos en este caso, la primera es a mi gusto la mejor del cuarteto. Curiosamente, es también la que partía de una apuesta más modesta. Un guión corajudo pero poco ambicioso sobre una tripulación poco perfilada enfrentada a un monstruo igualmente difuso. Ni siquiera los sexos de cada personaje estaban marcados en ese primer libreto. Con un escueto presupuesto inicial, nombres propios cargados de talento como Scott, Giger o el montador Terry Rawlings hicieron prácticamente magia.
El material que le iba llegando al estudio era tan sorprendentemente bueno que se animaron, finalmente, a obsequiar a Scott con el decorado del jinete espacial, un premio bien caro como recompensa por la buena pinta de lo que pasaba ante sus ojos, día tras día.
El montaje final entregado no solo ratificó las impresiones previas si no que animó a la Fox a echar el resto con una campaña publicitaria casi más cara que la película (exagero, claro). El público respondió en masa, pese a la fortísima impresión que la famosa escena del "parto" -a través del pecho de John Hurt- causaba en el público que llegaba con menos información a las salas.
Definitivamente un clásico. Una de esas películas que rara vez ocurren, solo cuando absolutamente todas las personas participantes están en estado de gracia. Incluyendo la valentía del director al fichar a una primeriza para el rol protagonista.