Cuando aún resuenan los ecos de un nuevo finde precrítico, acabo de comprobar que ya hemos realizado la edición número 15, y antes de que el día a día sepulte gran parte de los recuerdos, me lanzo a describir aquellos momentos que se pueden describir y, sobre todo, todos aquellos que tienen que ver con una nueva e impresionante colección de 18 películas.
Los inicios de los findes precríticos siempre son complicados para cualquier película, ha pasado mucho tiempo desde el anterior finde y los precríticos estamos ansiosos. Le tocó el honor a William Munny, que eligió La caza, de Carlos Saura, para dar el pistoletazo de salida. Era la primera vez que una película que no estaba elegida como Prime Time abría un finde.
Hacía tiempo que no había revisitado esta cumbre del cine español, con un Carlos Saura que no para de intentar cosas durante toda la película, con una dirección con una fuerza inusitada que quizá se echa de menos en sus últimos trabajos. Un gustazo.
Sin tiempo para más, Rómulo inicia la defensa de su pack con Koyaanisqatsi, dirigida por Godfrey Reggio. Una vez más, Rómulo hace alarde de su talento para presentar películas y dejar en la miel de los precríticos la sensación de estar a punto de ver un peliculón. Es una grata sorpresa comprobar las maravillas que consigue tanto el uso de la cámara lenta como del time-lapse, en conjunción con la música de Phillip Glass que, por momentos, es tan absorbente como magistral.
Sin apenas descanso, con la noche ya avanzada, con el alcohol fluyendo a buen ritmo, toca el arranque de mi pack. Es la segunda oportunidad que el finde le da a Samuel Fuller. La primera vez lo intenté con Una luz en el hampa que fracasó en su acogida. Esta vez tiro con bala, con Bajos Fondos (USA Underworld), quizá su película más icónica.
Los findes precríticos no entienden de horarios, sino de momentos. Es una manera desgarrada y desgarradora de visionar cine que encumbra a grandes películas y que sepulta otras igual de buenas, es una experiencia única de compartir cine y Samuel Fuller volvió a defraudar a la parroquia precrítica. No enganchó con el público y, con el que menos, con Sherlock, con el que siempre mantengo míticos enfrentamientos en nuestros tan cercanos y diametralmente opuestos planteamientos cinéfilos.
Llega la hora de la última película del viernes (primer día), el cansancio y el alcohol hacen mella y llega Super, la "típica" apuesta de Sherlock de esa atalaya desde la que divisa el cine que aún no ha llegado. Me puede, no consigo conectar con la película y abandono derrotado el primer envite. La insoportable Ellen Page me lo pone más fácil.
Con el tiempo justo para el descanso, los precríticos se desperezan, café con leche y croissant en mano, para asistir a la primera película del pack que nos ofrece Beiger. Se nos muestra pequeño, timorato, sabedor de que tiene más en la mano de lo que ofrece, y de esta manera, Las trillizas de Belleville se ganan por mérito propio el silencio precrítico y un aplauso. Sin haber visto El ilusionista, me parece admirable esa mezcla de animación, costumbrismo y oscuridad que nos trae Sylvain Chomet.
Turno para la prime time de Sherlock, Una historia de juventud, película estrenada este año, dirigida por Mia Hansen Love que se empeña en contarnos una de esas historias en las que el escritor y director cree que tiene derecho a exorcizar su pasado a costa del espectador. Buena música pero un desarrollo plano y con unos personajes que le dan la espalda al público. Sherlock empieza a despedirse del título de mejor pack del finde precrítico.
Obi-Wan se dispone a presentarnos su prime time, Hedwig and the angry inch, película que visionó viniendo al anterior finde y que se gana el respeto de los precríticos. Particularmente, tras un comienzo algo dubitativo, la película se centra y consigue dar en la diana con un John Cameron Mitchell que se deja literalmente la piel en un proyecto personalísimo. Puñetazo en la mesa de Obi-Wan.
Las horas posteriores a la comida siempre son duras, amenizados por un juego precrítico, me dispongo a utilizar mi segunda bala del finde: Serie Negra. Una película de Alain Corneau, basada en una novela de Jim Thompson pero que tiene su gran valor en la actuación de Patrick Deweare, compañero de generación de Gerard Depardieu, y que hace las delicias de la parroquia precrítica con su sobreactuación, en la misma línea de Nicholas Cage. No hay escena de transición para él. Será imposible acceder para mí al mejor pack del finde pero me siento orgulloso de que la película haya funcionado.
Desaparecida, de George Sluizer, es la segunda película de Rómulo. Muy en su línea, película rebuscada, de esas que aparecen en las listas de las mejores de pero que han quedado sepultadas por el polvo. Lástima del infernal doblaje en español que tiene, pero con un interesante juego criminal de los que hacen mis delicias y un interesante referente para títulos posteriores para dejar caer en una conversación.
Las coincidencias del horario llevan a que A serbian film coincida con la hora de la cena. No entro en ningún momento de la película y me dejo llevar por el cansancio y el desinterés. Para mí, el punto flaco del pack de Munny.
Insidious, Obi-Wan siempre se preocupa de mantenernos al tanto del terror actual, no logra engancharme. Pago los excesos del finde precrítico y, aunque me interesa, he de resignarme a perdérmela. Me dicen que ha gustado y que hace que Obi-Wan mantenga sus posibilidades intactas para ser coronada como el precrítico con mejor pack.
Un nuevo día, el domingo, que se inicia con mi última película del finde, El fuego fatuo, de Louis Malle, película de ritmo pausado y tranquilo que entra con fluidez en la densidad. No caemos en debates sobre Louis Malle es nouvelle vague o no. Salgo satisfecho del finde precrítico.
Llega el turno de Beiger con Essential killing, la vuelta al candelero de su director, Jerzy Skolimowski. Se gana el respeto de todos. Película de poderosos silencios. Un Vincent Gallo que disfruta en su huida hacia delante en una película que resulta ser una oda a la supervivencia. Me gusta, y mucho. Beiger se pone en cabeza como mejor pack del finde precrítico.
Allegro, de Christopher Boé, es la última película de Sherlock que ya trajo en su momento, Offscreen. ¡Qué fotografía más maravillosa! Otra demostración del buen hacer de los nórdicos en el uso de la fotografía en digital. Con un homenaje a Stalker y con la sobriedad habitual de los actores nórdicos y el gusto de Sherlock por los argumentos originales, buen broche para el pack de Sherlock.
Obi-Wan se la juega con la última película de su pack, Los mundos de Coraline. La película naufraga, quizá tenga los vicios habituales de las cintas de animación para niños, que se caen por falta de solidez general. Lejos de lo mejor de Píxar, lejos de Pesadilla antes de Navidad, lejos de sostenerse durante todo un metraje que se me hace pesado en su parte media y final.
Manhunter, la última película de Rómulo es un interesante ejercicio de ver los inicios de Michael Mann. Y, sobre todo, de ver cómo dos buenas interpretaciones se chocan con una imagen tan icónica como la de Anthony Hopkins y su Hannibal Lecter. Tom Noonan cede también en su comparación con Ralph Fiennes. Mann está aprendiendo y aunque la película se queda en un tono de aprobado, a mí me llega y me gusta. El pack de Rómulo está muy cerca de llevarse mi voto.
Beiger decide cerrar su pack con una propuesta de terror financiero, el Arrástrame al infierno de Sam Raimi es una fiesta que se soporta y disfruta del ambiente y del alcohol. ¿Es una gran película? No, pero es el broche brillante para un pack bien elegido y bien equilibrado por Beiger que será merecedor de ser considerado el mejor del finde y que le reportará a Beiger el honor de abrir y cerrar el siguiente.
Último día, última mañana de finde precrítico y Munny que aún intenta luchar por ser el mejor pack a pesar del lunar que ha supuesto A serbian film, presenta una formidable película sueca, La belleza de las cosas, de Bo Widerberg, que sirve para descubrir de dónde sacó la música Lars Von Trier para el inicio de Anticristo y para poder ver una película intensa que deja exhausto al espectador en el viaje de madurez al que se somete Stig.
Un perfecto final para un gran finde precrítico en el que he visto mucho cine que me ha resultado de interés, gracias al fantástico trabajo de mis compañeros.
Ya queda menos para el siguiente...