Llega a nuestros cines Cisne negro, el nuevo trabajo de Aronofsky al que mi compañero Hypnos ya ha calcado un cinco en postcrítica. Su opinión acrecienta mis ganas: quienes me sigáis ya habréis visto que he empleado idéntica nota en mi precrítica. Expectativas al máximo.
Pero vamos al lío: Quien más quien menos, todos o casi todos sabemos que la pieza de Aronofsky se asienta sobre una de las obras cumbre de Tchaikovsky, El lago de los cisnes. De una primera pensada podríamos sentenciar que estamos ante el enésimo caso de empleo de una obra de Tchaikovsky en Cine, pero un análisis más detenido nos demuestra lo contrario: Al revés de lo que ocurre con nombres como Mozart, Bach, Beethoven, algunos de los ilustres de la ópera (Verdi, Puccini...) u otros habituales, Tchaikovsky ha sido utilizado de manera más selectiva. Es un nombre menos recurrente. Eso sí, generalmente, a la hora de tirar de su repertorio, se hace con unas obras muy muy concretas.
Ojo, con esto no quiero decir que su música no haya sido muy utilizada, que sí -desde luego. Pero no es menos cierto que, siendo uno de los nombres clave del repertorio clásico, y con un abanico amplio donde escoger, su empleo cuando menos ha pasado más desapercibido, a menudo, que el de otros de los grandes del Olimpo musical.
Así pues, quiero aprovechar el estreno de la película para repasar algunas de esas presencias, las más destacables, o aquellas que, al menos, han conseguido figurar en mi recuerdo. (Tampoco quiero alardear de mi memoria a largo plazo, que no es precisamente notable; sí, también escribo con un poquito de investigación previa.)
El primer punto a destacar, no obstante, es el trabajo de Clint Mansell para la banda sonora de Cisne negro, asumiendo la partitura de Tchaikovsky y deformándola al gusto y antojo (y necesidad) de las imágenes de Aronofsky. Sirva un ejemplo:
> Stumbled beginnings (Clint Mansell)
Animo a escuchar íntegramente la banda sonora. Un interesantísimo trabajo de deformación/adaptación. Y pasemos ahora al trabajo arqueológico.
El lago más visitado
Efectivamente, El lago de los cisnes es pieza recurrente en el 7º arte. Especialmente, claro, en sus piezas más conocidas. La danse de petits cygnes lo mismo puede escucharse en Cisne negro como en Scoop, de Woody Allen, a modo de cómico apoyo a las andanzas de la desigual pareja protagonista. Disfrutémosla:
> Danse de petits cygnes (de El lago de los cisnes: Acto I, escena 2)
También está el Finale de la segunda escena, uno de esos instantes musicales que pertenecen al imaginario colectivo: ¿Quién no sería capaz de tararearla? Su gran belleza, y su poso trágico, la han convertido en lugar común para las elecciones de muchos cineastas. Ahí están The Mummy o el Ed Wood de Tim Burton; en esta incluso se atrevían con una variación al theremin, cortesía de Howard Shore.
> Banda sonora de Ed Wood (Howard Shore)
> Finale (de El lago de los cisnes; acto I, escena 2)
También los hermanos Coen (dos tipos de indudable buen gusto musical) han sabido sacarle juego al famoso Vals del Lago de los Cisnes en una de sus películas más irregulares, El gran salto.
> Vals (de El lago de los cisnes; acto I, nº 2)
En definitiva, la lista de películas que han contado con la partitura de este ballet se extiende a unos cuantos títulos más: Panorama para matar, Cómo ser John Malkovich, Billy Elliot...
Los clásicos básicos
Además del Lago de los Cisnes, hay un pequeño puñado de piezas que, por supuesto, sí han pasado de mano en mano y de película en película: Recursos habituales. Ahí está el Cascanueces, otro ballet, al que Disney dio fama universal con Fantasia. Ahí, más que nunca, la música era la protagonista. Curioso que, como bien explicaba el maestro Leopold Stokowski en la propia película, el compositor ruso nunca tuvo el Cascanueces por una de sus composiciones más logradas.
> Danse de la Fée-Dragéé (de la Suite del Cascanueces)
Sea como fuere, varios de los movimientos de esta Suite se nos hacen familiares con apenas pocos segundos de escucha, en parte gracias a Fantasia, pero también han servido de apoyo en otras películas. De hecho, títulos como Mistery men o El inspector Gadget nos demuestran su innegable vocación cómica:
> Trépak (danza rusa de la suite del Cascanueces)
Otra de sus obras cumbres es la Overtura 1812. Sorprende, por las posibilidades dramáticas varias que ofrece una pieza de estas características y duración, que no haya sido más empleada. Pero sí podemos recordarla, al menos, en películas tan dispares como Abajo el amor (comedia romántica), Volar por los aires (acción pura) o la más reciente V de vendetta, donde la música de Tchaikovsky terminaba por erigirse en una suerte de icono revolucionario.
> Overtura 1812, Op.49
Volvamos al ballet, con La bella durmiente, quizá ligeramente menos popular que las anteriores; por lo tanto, también menos empleada en la Gran Pantalla. La podemos encontrar en Inteligencia artificial, donde Spielberg la emplea a modo "atmosférico", y en Ronin, frenética cinta de acción de Frankenheimer.
Spielberg, por cierto, recurrió a Tchaikovsky de nuevo en Minority report, esta vez haciendo uso de otra de sus grandes partituras: La Sinfonía "Patética", es decir, la nº 6.
> Vals (de La bella durmiente, Op.66)
> Finale: Adagio lamentoso (de la Sinfonía nº 6 en Si menor, Op.74)
La "Patética" nos lleva, finalmente, a la versión de 1996 de Anna Karenina, con Sophie Marceau como protagonista y una suerte de "The best of Tchaikovsky" a modo de banda sonora: La citada Sinfonía nº 6, El lago de los cisnes, el Concierto para violín... ¡de todo un poco!
> I. Allegro moderato (del Concierto para Violín y Orquesta en Re Mayor Op.35); violín: Vadim Repin
Y otras piezas menos conocidas...
Este suele ser el apartado preferido de muchos (me incluyo), es decir, ese rincón final donde encontrar precisamente aquello que menos conocemos, o incluso donde se listan títulos desconocidos, a veces joyas a descubrir.
Ya de por sí animo a escuchar con detalle el Concierto para Violín, comentado con motivo de Anna Karenina. Pero saltemos a otros ejemplos: Eugene Onegin, bien conocida para cualquier melómano -en casi cualquier grado-, quizá se le haya podido escapar a otros menos aficionados. Merece la pena, y así lo entendieron también directores como Robert Zemeckis o Anthony Minghella, que contaron con alguno de sus instantes para Náufrago o El talento de Mr Ripley. En la cinta de Minghella podemos escuchar esta espectacular aria (aquí en voz de Plácido Domingo):
> Faint echo of my youth (Lensky's aria; de Eugene Onegin)
Kolya, cinta ganadora del Oscar a mejor película de habla no inglesa en 1996, ofrecía entre su espectacular selección musical (Dvorak, Smetana...) el Nocturno op 19 nº 4. Aquí, con Yehudi Menuhin al violín; sobran las palabras:
> Nocturno nº 4, Op.19
La tercera curiosidad, en este apartado: Tchaikovsky de la mano de 007. Efectivamente, en Alta tensión, una de las chicas Bond, como recordarán los fans, era una cellista que, en cierto momento de la trama, deleitaba nuestros oídos con estas Variaciones:
> Variaciones en un tema rococó para cello y orquesta; cello: Yo-Yo Ma
Bond, James Bond, me obliga a salir finalmente de este repaso a ejemplos quizá menos conocidos, para llegar a la overtura de Romeo y Julieta, una auténtica maravilla que también tuvo su espacio en la saga del agente 007: Fue en Moonraker, floja película de aventuras que cuenta sin embargo con una de las mejores bandas sonoras de la serie.
Esta overtura, como no podía ser de otra manera, ha sido utilizada en más títulos, tan dispares como Rollerball o Waynes' world.
> Romeo y Julieta: Fantasy overture
Despedida al piano
Voy a ir cerrando estas líneas, y lo hago remitiendo al famosísimo Concierto nº 1 para Piano y Orquesta que tan bien utilizaron los Monty Python en su Flying Circus. ¡Insuperable! Y eso que películas como Misery lo han intentado... pero, ay, amigos, ¿quién puede superar al pianista escapista? Disfrutadlo:
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