Los Oscars, repletos de insensateces y
de terribles injusticias históricas, los premios de los que todos
renegamos por comerciales e interesados. Y, sin embargo, siempre
volvemos, porque nos da la oportunidad de debatir sobre las películas
del año que se han visto en el circuito comercial, porque es un
termómetro de la industria y porque, está claro, son un juego. El
martes se dieron a conocer las nominaciones, y después de hablar
precipitadamente de cada detalle en las redes, ahora con la cabeza
reposada, me paro a dar algunas pinceladas irregulares de lo que me
viene a la mente. Sí, uno más, ahora me toca a mí.
The Artist
Su efecto no ha parado de crecer desde
que fuera la sorpresa en Cannes (donde casi ni concursa) y ahora
arrasando en las nominaciones (10) y con firmes posibilidades para el
gran premio. ¿Es la película del año? No. Ahora bien, tampoco es
la película tonta y comercial que algunos quieren ver (en parte,
supongo, por la sobredosis de entusiasmo que provoca en otros).
The Artist es un pequeño juego,
una divertida imitación entre la broma y el respeto que se apoya en
la nostalgia del cinéfilo. Finge envolverse en las formas y el humor
del cine mudo de los 20, pero se nutre de un estilo en el fondo
moderno y de un humor más acorde con nuestros tiempos. Con un tema
central además, que no puede estar más de actualidad: de cómo los
avances técnicos cambian la industria y cómo algunos ven como su
modelo peligra, adaptarse o morir. ¿Nos suena? Se ve con una sonrisa
y supera su reto más importante: recrear el cine de hace 90 años,
sin aburrir al público de hoy. Ahora bien, más allá del mérito y
de lo afinada que pueda estar dentro de su planteamiento, la mayoría
de las nominaciones le quedan grandes. Película y actor quizá,
aunque no para ganar.
Mi postcrítica.
Voy a obviar Criadas y Señoras y con eso lo digo todo.
Un muy buena película de Alexander
Payne, aunque sin llegar a la personalidad y excelencia de Entre
Copas. Payne juega con las mismas piezas que cualquier drama
comercial al uso, pero aprieta en los puntos clave y afloja en donde
otros situarían el hilo principal. Juega con sus propias reglas,
adaptando los ritmos de la trama y los personajes a su antojo. Nos
regala grandes momentos y es capaz de gestionar un torrente de
sentimientos contrapuestos atrapados en un hombre roto. Supongo que
George Clooney ganará y creo que estará bastante merecido
por su buen equilibrio entre el drama intenso y la comedia. No es una
mala opción tampoco para ganar como mejor película, aunque no es mi
favorita.
Mi postcrítica.
El árbol de la vida
A falta de ver las películas no
estrenadas, esta es mi favorita. No soy muy amigo de Terrence
Malick, pero creo que en esta ocasión, sus pedantes
pretensiones, sus desbocados excesos visuales, y sus historias
personales, se han unido de una manera que extrañamente funcionan
como un todo. Algunas secuencias son estéticamente deliciosas, pero
también el desarrollo de los personajes es interesante y profundo, a
dos niveles: como metáfora global y como pequeño personaje
individual. Los premios a película y, especialmente, a director
deberían ser suyos.
Mi postcrítica.
Midnight in Paris
No es una de las grandes películas del
genio Woody Allen, pero quizá sí una de las más aceptables
para todos los públicos. En cualquier caso, una película decente
que no está mal nominada aunque hace más patente el desprecio hacia
otras más grandes obras del director.
Mi postcrítica.
Ausencias
Muchos hablaban ahora de la ausencia de
Almodóvar, dicen que no ha podido ser. Sinceramente, no
podemos culpar a la academia americana cuando desde aquí hemos sido
incapaces de enviarla. No tiene sentido. En cualquier caso, es una de
las películas del año merecedora de muchas nominaciones. No confío
en que aquí se haya aprendido la lección.
Más notable es la ausencia de Drive,
una de las películas que ha tenido los adeptos más enfervorecidos.
Podría haber sido tranquilamente una de las 9 nominadas, al menos
una nominación para su director. Quedará (con una nominación
puntual a la edición de sonido) como pequeña joyita incomprendida.
Los Oscar no eran su escenario.
Como tampoco lo es para una de las
mejores películas del año, Shame. Michael Fassbender debería verse las caras con Clooney, pero no va a poder ser.
¿Demasiado subidita de tono?
La ausencia que menos entiendo es la de
Trent Reznor y Atticus Ross por la banda sonora de Los
hombres que no amaban a las mujeres, sobre todo teniendo en
cuenta que el año pasado ganaron. Posiblemente la mejor del año,
pero esta vez parece que no ha gustado tanto - es cierto que la
otra era mejor, muy fina. En el próximo artículo hablaré más
detenidamente de las nominadas a mejor música original.
Echo de menos a El Topo entre
las nominadas a mejor película, aunque afortunadamente tiene tres
nominaciones interesantes.
Harry Potter
Quiero tener un recuerdo especial,
ahora que ha terminado, para la memorable saga de Harry Potter.
No la quiero colocar en ausencias porque realmente ninguno de los
episodios se ha encontrado entre lo mejor del año, y no creo
demasiado en esa acumulación de virtudes, como se hizo con El
señor de los anillos, premiando a la última exageradamente. En
todo caso, quiero acordarme de esta saga porque, siendo un cine
dedicado a los niños primero y a los adolescentes después, ha
contado con unos sólidos guiones, un repartazo y una factura general
que la separan de otros subproductos que a todos nos vienen a la
mente. Alfonso Cuarón encauzó la calidad en la tercera entrega (con
sutiles momentos de evocación juvenil) y con la quinta película
llegó el gran descubrimiento que fue David Yates para llevar hasta
el final el timón. Su acertada visión de este universo como una
mezcla muy entrelazada de estilo moderno, urbano con un mundo clásico
de magia, algo que sólo podía materializarse en Londres, han
llevado a estas historias para chavales a un nivel de calidad y
cuidado encomiable. El trabajo de fotografía ha sido esencial para
este contraste, y fue compensada con una nominación para Bruno
Delbonnel (El
misterio del príncipe). Quizá ninguna ha sido una de las
mejores películas del año, pero han dejado un muy buen sabor de
boca, y han demostrado una vez más que los productos para la
juventud no tienen por qué estar descuidados. Quienes hemos vibrado
con las andanzas del mago, lo agradecemos, y hubiéramos querido
quizá, una injusta nominación de mayor importancia. Hemos tenido
que conformarnos siempre con los apartados menores.