Atención: Este texto contiene spoilers
Durante el breve pero intenso disfrute que supone el visionado de El Gran Hotel Budapest, la última delicia de Wes Anderson, sonreí divertido al reconocer el guiño que el director hacía a una de las escenas más famosas de Cortina rasgada, uno de esos Hitchcocks no excesivamente bien valorados.
Hablo, por supuesto, de la famosa escena en el museo en la que el físico nuclear Michael Armstrong (Paul...
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