Coinciden todos los plumillas desplazados a San Sebastián que The equalizer era lo de menos, pero que además ha sido muy de menos. Una película sin nada que destacar, cuyo motivo de ser en el marco del Zinemaldia no era otro que acercar a Denzel Washington a suelo guipuzcoano para recibir el Premio Donostia.
Y Washington, eso sí, ha cumplido con creces con su papel de estrella del firmamento usamericano. Hay cosas que se tenía muy estudiadas. Otras no, de...
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