La noche entre el jueves y el viernes,
afortunadamente, no fue lluviosa, ni extremadamente fría. A pesar de
todo, bajo la manta, y con un buen abrigo, seguía notando ese
airecillo gélido de madrugada que te impide dormir. Todo por
conseguir los abonos para la semana de terror de este año. ¿Valdría
la pena? Mi compañero Beiger, sufre conmigo la noche: lo tenemos
claro, el año que viene vendremos directamente por la mañana.
Aunq...
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