Afirmar que a Tarantino le pierde el spaghetti western es tan obvio como pretender sentar cátedra asegurando que a Hitchcock le encantaba dar boleto a sus cadáveres con utensilios domésticos: unas tijeritas por aquí, un horno de gas por allá, un cuchillo de coina por este otro lado... Pues sí, evidencias varias, oye.
Vengo con estas por sencillo motivo: Anuncian varios de los portales sobre cine más fiables del otro lado del gran charco que el nuevo proyecto de Tarantino empieza a tomar forma, y que lo hará suscribiéndose al género citado: "Una del Oeste a la italiana".
Tenemos título: L'angelo, il brutto e il saggio. Sí, parece que Quentin quiere titular en italiano, si no cambia de idea (cosa que hace a menudo). Viene a significar algo así como El ángel, el malo y el sabio. No hablaré de guiños u homenajes, que ya he comenzado estas líneas con demasiadas obviedades.
El tema va más allá. Parece que ya hay varios actores involucrados en el invento: Repite Christoph Waltz, el inolvidable coronel Landa de Malditos bastardos, y también formarán parte de la troupe Tarantino Keith Carradine y Franco Nero, que ya sabe lo que es enfundarse el disfraz de pistolero spaghetti.
Algunos rumores, por redondear la jugada, señalan ya que tras el intento infructuoso de Malditos bastardos, Quentin va a pelear por incorporar a Morricone como maestro de ceremonias musical. Sería lo suyo, cierto, cierto...
Y mientras, los Tarantifans se vuelven locos: ¡Por fin hace un spaghetti western! Pero mi duda es: ¿No lo ha hecho ya? Vale, por partes, pequeñas piezas engarzadas aquí y allá, pero... Tarantino viene filmando momentos spaghetti desde que permitió a sus entrañas tomar el control de su cerebro.
Pensemos, pensemos. No hay precisamente poco de spaghetti en varios momentos polvorientos de Kill Bill: El personaje de Michael Madsen, algunos de los enfrentamientos en pleno desierto, ¡qué decir de la música Armando Trovajoli o del propio Morricone! La secuencia en la iglesia, con David Carradine... En fin. Hay mucho de mil géneros en las dos Kill Bill. Y es en el Volumen 2 donde el spaghetti cobró fuerza y ganó espacio.
(Aviso: ¡Spoilers en el vídeo!)
Y siguió teniéndolo en Malditos bastardos. No precisamente allí donde Christoph Waltz aparecía, pero si en otros de los tramos de la película, que acababa por erigirse en otra suerte de remix de géneros varios. Y podríamos ir más allá, ¡hasta Death Proof tiene algún que otro instante spaghetti! Pero aquí son más bien destellos fugaces. Tarantino parecía más centrado en otras querencias de dudoso gusto.
Ahora parece que se va a obligar a plantar su historia y personajes en territorio legítimo del western. Tanto da. Ya conoce el terreno, porque conoce las claves, el carácter, el suyo, el del género y el de los personajes. Amigos, suelo abonado para otra locura del tío Quentin. Esto, si las primeras informaciones que os transmito se concretan en "realidades", algo que con Tarantino no siempre pasa. Es más, rara vez ocurre...
Sea como fuere, si finalmente se confirma no dudo que lo pasaremos pipa, qué narices; pero tendremos que seguir esperando para que vuelva el tipo que parió Pulp fiction.
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Fuentes: The playlist, El séptimo arte, Las horas perdidas