Segunda jornada y llegaba Kim Ki-duk. Nada menos. Es uno de los niños queridos del Zinemaldi, todo hay que decirlo, y fans y no fans se mostraban cuanto menos curiosos por ver que nos ofrecía esta vez. Ver la cara de los miembros de la prensa a la salida del Victoria Eugenia, a eso de las 11 y cuarto aproximadamente, era un poema: Unos atónitos (por el morro que le ha echado Kim Ki-duk), otros con una sonrisa sarcástica de lado a lado, por el mismo motivo. A nuestro compañero Sherlock me lo encontré, concretamente, con esa sonrisita de circunstancias.
Y es que Sherlock empezaba jornada con esta proyección y nos cuenta que, además, para completar la fiesta, todo coincidió con una "cagada" de la organización. Siempre hay alguna, comenta Sherlock, "y hoy le ha tocado al primer pase de Amen, que era pase de prensa pero..." ¡sorpresa!, de repente para susto de los presentes, la organización decide que no, que no es pase para medios.
"Conclusión: Docenas de acreditados desperdigados por lo más alto del teatro Victoria Eugenia, y alguna sentada en las escaleras. He visto la película con varios trastos entre la pantalla y yo. Confiemos en que este sea el despiste de este año y no vuelva a pasar. Aunque total, para lo que había que ver: Kim Ki-duk, un director al que aprecio, nos ha tomado un poco el pelo a todos, con un video casero que ha grabado en sus ratos libres de vacaciones por Europa. Y no pretendo exagerar, era básicamente eso. Sin ningún interés."
¿Y qué le ha parecido a nuestro compañero Olmo? "La primera pitada del Zinemaldi. Creo que ya lo digo todo en mi post-crítica, pero si hubiera que escribir una frase sería: Amen es un cortometraje que se estira y se rompe. Nos la ha metido con calzador, a presión".
Visto que Kim Ki-duk nos la ha colado, efectivamente, saltamos a Nadine Labaki, otro de los nombres de la segunda jornada. Pero la cosa va a peor. Nos habla Sherlock: "Ella sí ha hecho su película en serio. Facilona hasta decir basta, yo la hubiera hecho de dibujos animados".
Menos mal que hay cosas que sí funcionan, que nunca fallan. La combinación Urbizu-Coronado es una de ellas. Olmo y un servidor nos deleitamos de buena mañana con No habrá paz para los malvados -que Sherlock ya había visto el día anterior- y con las desventuras de ese peculiarísimo despojo social armado llamado Santos Trinidad. ¡Qué personaje, señoras y señores, qué personaje!
Las secciones paralelas, por otra parte, están sirviendo para que podamos relajar la cabeza con otras propuestas. Sherlock por su parte se ha entretenido con una de las opciones del ciclo American Way of Death, concretamente con un poco de Abel Ferrara: El rey de Nueva York ("Ferrara en estado puro, en su mejor momento, con un Christopher Walken que se sale de la pantalla con su genio artificial, y un caricaturesco Larry Fishburne; muy recomendable"). Por mi parte, pasé las últimas horas cinéfilas del día disfrutando con las blanquísimas imágenes (y tan negras a la vez, deliciosa paradoja) de Fargo, escuchando a todo tropa la fantástica banda sonora compuesta por Carter Burwell. Una gozada.
Olmo, por su lado, ha completado la jornada viendo Silver Tongues, de Nuevos Directores Zabaltegi. En sus palabras: "Una sesión genial, de estas que son difícil de olvidar. Este año el color del Zinemaldi es el negro. Y bienvenido sea".