Ayer era el día de Glenn Close. Recibía el premio Donostia (quizá había opciones mejores; pero Close es lo que tenemos y felicitémosle, pues) y nos traía Albert Nobbs, cinta que no ha gustado nada, pero nada, a Olmo: "Madrugar para ver una telenovela en pantalla grande irrita y mucho". Más claro, agua.
Más nombres propios: Take this waltz. Sarah Polley. Eran buenos mimbres para empezar la jornada. Olmo y Sherlock salen con impresiones diferentes; en el caso de Olmo, algo cabreado por el retraso en el inicio de la proyección: "¿Para qué tanto hacer cola y ser puntual con el Zinemaldi si no es recíproco? Al parecer, al auditorio seguía llenándose y hasta los palcos que estaban cerrados han tenido que abrirse para que la gente tuviera asiento. Por favor, abran antes y evitaremos estos percances."
Centrándonos ya en la película. Olmo nos reconoce que la cinta de Polley le ha parecido una "simpática tarta de frambuesa, fácil de ver, entretenida. Se nota que su directora ha creido en el proyecto".
Sherlock se muestra abiertamente satisfecho: "Durante la primera media hora de película me temo lo peor: la clásica comedia romántica indie estándar, con la banda sonora folkie al uso... pero poco a poco va tomando forma, su propia personalidad, y resulta ser de lo más interesante, con algunas secuencias en su recta final brillantes. No es la comedieta ligera que podría parecer de primeras. A lo largo del día, pasado el tiempo, no he podido evitar pensar en ella de nuevo".
Era uno de los títulos más esperados de la jornada, y por lo demás ha cosechado impresiones contrapuestas en la prensa desplazada a San Sebastián, pero en cualquier caso sin entusiasmos extremos ni odios marcados. Un término medio.
Mientras se cocía todo esto, quien firma estas líneas se encuentra con Beiger en los cines del Antiguo para disfrutar de Homicidio en el ciclo neo-noir. Película de David Mamet que no teníamos vista y que nos ha gustado bastante. Buen cine de género pasado por el tamiz de los fanatismos religiosos y, por supuesto, con esos giros y sorpresas tan marca de la casa Mamet.
Beiger luego se movía rápido hasta el Victoria Eugenia para descubrir Shame. También la ha podido ver Sherlock: "Shame da más o menos lo que promete, intensidad, subidita de tono, no sólo en el aspecto sexual sino también en el emocional. Y al tiempo es un guión contenido, sutil, que confía mucho en la capacidad del espectador. El protagonista, Michael Fassbender, está enorme. Da miedo".
Terminamos con Terence Davies: "Lo más flojito del día, pues su película, The Deep blue sea, es un drama demasiado convencional. Eso sí, con una gran ambientación y buenas interpretaciones. Nos la sabemos ya, pero hay calidad".
Sherlock es otro que se apunta al ciclo neo-noir cuando puede. Ayer terminó el día con un capricho, ver Reservoir Dogs en pantalla grande. "A pesar de estar en segunda fila, la disfruto. Escuchar las primeras notas de Stuck in the middle with you con el sonido de una sala de cine ha sido chispeante. Además, con esta película no necesito leer los subtítulos".
Como bien nos recuerda Olmo, puede que José Coronado y No habrá paz para los malvados sea, en Sección Oficial, lo mejor que se ha visto de momento.