Esta película arranca precisamente por donde más o menos intuía y anunciaba en mi precrítica pero, eso sí, con menos brillo de lo que uno hubiera deseado. Una suerte de melodrama, de parsimoniosa radiografía de las penurias y tristezas escondidas bajo la apacible y colorida vida en un pueblecito canadiense de los años 60. Todo esto sin nada que destaque en la dirección, o en el guión, o al menos en su idea original.
El problema de Maman est est chez le coiffeur es que, además, tampoco es esto lo que le interesa. No sabe muy bien qué le interesa. Primero se apoya en esos turbios problemas, la esbozada relación extramarital de él, la frustración creciente de una mujer encerrada entre cuatro paredes y alejada de su profesión, los comportamientos y perfiles muy marcados de cada uno de los tres hijos.
Pero enseguida llega el bandazo. La madre desaparece, el drama continúa durante unos minutos y, cuando todo se estanca y la película no sabe por dónde avanzar, gira para fijarse en cintas como el Amarcord de Fellini y dibujarnos las peripecias entre divertidas y entrañables de los niños en su despertar a la vida: los críos escondidos en el armario, James Dean-Marlon Brando-Steve McQueen y los besos en el granero, y todo lo demás. El personaje del pescador mudo vendría a ser lo que muchas orondas señoronas personificaban para los distintos infantes que protagonizaron la filmografía de Fellini -pero en versión light, por supuesto.
Cuando todo esto ya queda claro y no da más juego, la película necesita de nuevo una salida, y se fija en dos focos: Por un lado la muchacha y su relación precisamente con el pescador, esa suerte de Frankenstein buenazo (como bien señala mi compañero Sherlock) y los desmanes cada vez más preocupantes y extremos del niño pequeño. Cada vez más primeros planos de ambos, de sus grandes ojos de niño: Recurso infalible.
Al final, el cierre fácil, la rebeldía de los niños, la promesa de un viaje en busca de la madre perdida, los dos niños juntos. Echa el telón de la manera más satisfactoria para el público.
No se puede decir que sea una película aburrida. No se puede decir que esté mal filmada, mal fotografiada, mal dibujada. Los actores están realmente bien, se ha trabajado muy mucho las interpretaciones de los niños y, tal como se comentaba, Marianne Fortier aguanta no tanto sobre su espalda como sobre su mirada gran parte del peso de la historia. Y lo lleva de maravilla.
Pero finalmente es una película que no aporta nada, respecto a muchas otras películass de similar temática. De nuevo, un título quizá de otrro tiempo.