Hay argumentos que llaman inmediatamente la atención del espectador y el de Teeth es sin duda uno de ellos. En efecto, la premisa inicial de la película es de las que prometen sangre a raudales. ¿Qué cabe esperar ante semejante punto de partida? La parodia del feminismo más radical y el uso de ciertas escenas desagradables -especialmente para los varones- resultan tan evidentes como hilarantes, pero no debemos desdeñar, por muy absurdo que parezca, la posibilidad de cierto componente dramático en la historia de esta película. El perpetrador de esta locura es Mitchell Lichtenstein, un veterano actor no demasiado conocido que, tras un escarceo con el cortometraje, se atreve a ejercer de director.
Hay que prestar cierta atención a la actriz protagonista, una Jess Weixler en estado de gracia galardonada con el premio especial del jurado de Sundance. El papel de esta joven intérprete va a ser, a todas luces, todo un descubrimiento. Tampoco la película pasó desapercibida por el festival de cine independiente que apadrina Robert Redford, siendo nominada al gran premio del jurado. Estas sorprendentes referencias, así como su paso por los certámenes de Berlín y Sitges, nos hacen prever un producto de gran calidad pero no exento de trampas. Lo que en principio parecía una comedia gamberra adolescente, plagada de humor negro y sangre fácil, adquiere ahora una nueva dimensión en la que se plantean varias incógnitas. Y es que productos novedosos como este siempre corren el riesgo de caer en lo fácil.
El pretexto necesario para las tomas más explicitas ya lo tenemos, pero ciertas escenas resultan impactantes una sola vez y tampoco una buena película puede construirse exclusivamente en base al gore. Por supuesto que lo habrá, pero el film deberá ahondar en otras temáticas menos viscerales si quiere resultar interesante para el espectador que, por principios, se distancia de este tipo de apuestas. Por muy sorprendente que parezca, la película aúna un argumento propio de la serie B más casposa con las virtudes del gran cine. La decisión del director de inclinar la balanza a uno u otro lado influirá decisivamente en el resultado final. En cualquier caso, el conjunto resulta de lo más prometedor.