Antes que nada, y rescatando un hilo del foro, no creo que Shyamalan sea Coixet. El cine de Coixet es guión, pero el de Shyamalan es dirección. Coixet, al igual que Allen, no deberían rodar guiones de otros. Shyamalan, en cambio, es capaz de elevar a obra maestra una novelucha de tres al cuarto.
Y matizo. Digo elevar a obra maestra, pero de serie B. ¿Es El incidente una de las grandes películas del año? Pues seguramente al final del año, no, pero tiene una calidad que ya quisiera para sí Spielberg y su trasnochada Indiana Jones 4. Le moja la oreja en toda regla.
¿Y por qué digo novelucha? Pues porque el guión de Shyamalan tiene la virtud de ser un auténtico compendio de serie B, a estudiar y analizar en cualquier clase de guión de Escuela de Cine. A la manera en que Welles cogía noveluchas y las convertía en grandes películas de Cine por su incansable capacidad visual, Shyamalan logra lo mismo con este título.
El problema que tenía La joven del agua tal y como comentaba en mi postcrítica era que, a pesar de ser su guión más interesante, nos encontrábamos ante su dirección menos brillante. Me esfuerzo, pero apenas recuerdo más de una escena memorable de esa película.
Con El incidente mucho me temo que siempre me acordaré del inicio, de los hombres cayendo de la fachada, de los cuerpos a la entrada de Princeton, de la escena de la muerte del personaje de John Leguizamo, del plano secuencia en el que la cámara sigue a la pistola suicidio tras suicidio, o del suicidio final de la señora Jones.
Y lo mejor de todo es comprobar cómo Shyamalan sigue volviendo sobre sus mecanismos de entender el cine. Este director siempre gusta de rizar el rizo en sus películas. Su intento en El bosque no me gustó. Me refiero a cuando nos dice que no hay monstruo y luego nos hace creer que sí que lo hay. Aquí con muchísima habilidad explota la original idea hasta el final. La primera hora de la película nos mete en la piel de los protagonistas en su huida hasta que ellos terminan de comprender el problema. El espectador, pese a que pasa miedo, racionalmente, al identificarse con los personajes, sabe que nada malo puede suceder, más que se suiciden. Eso no da miedo. Entonces Shyamalan va cambiando y mete el peligro de verdad en forma de personas. La escena en la que matan a Josh y Jared y, sobre todo, las escenas en casa de la señora Jones. Da una vuelta de tuerca. Justo cuando el espectador sabe que no hay peligro crea uno nuevo y más inquietante para lograr un clímax fabuloso. Me encanta.
Esta película bebe de muchas, pero sobre todo me gustaría resaltar la influencia que recibe, especialmente, de La guerra de los Mundos. ¿Os habéis dado cuenta de que es una vuelta de tuerca de la misma? Allí las plantas eran la salvación. Claro, es muy fácil meterse con Shyamalan y decir que utiliza deus ex machina, pero nadie se mete con Spielberg por hacerlo en La guerra de los mundos.
También recibe una influencia más o menos directa de Los pájaros, aunque yo creo que la película mantiene la misma línea de Señales. Contar un Apocalipsis desde un punto de vista muy cerrado: una familia, una pareja. Su forma de enfocar las historias es como su forma de rodar: cerrada y claustrofóbica.
¿El guión? Como ya decía, es pura serie B, al igual que sus actores. ¿Alguien se acuerda del actor protagonista de La invasión de los ladrones de cuerpos de 1956? Era Kevin McCarthy. Precisamente ninguna estrella. He ahí la inteligencia de Shyamalan al escoger a alguien como Whalberg. Alguien sin carisma y tirando a soso. Esta película no podría funcionar con Tom Cruise. Lo mismo pasa con la elección de Zooey Deschanel y de esa niña que pasa sin pena ni gloria. Un guión en el que los diálogos y el tono sirven al homenaje a la serie B. Esto es lo que me gusta de esta película en comparación con Señales, donde Shyamalan pretende ser grave y serio.
Y nada mejor para dejar las cosas claras que hacerlo desde el principio. El arranque, fabuloso, va seguido de una escena deliciosamente lamentable como es la presentación del personaje del científico en el instituto. Toda una declaración de intenciones.
Donde Terrence Malick aprovecha para lucirse en La delgada línea roja, Shyamalan aterroriza con el viento avanzando por la hierba. Puro virtuosismo cinematográfico. Maravillosos todos los sonidos de la película. El ruido de los golpes de los obreros al caer, los disparos mientras Whalberg intenta pensar, el viento, etc.
Y todo coronado con un final que es una oda al romanticismo. Aparte de que Shyamalan ya nos advierte sobre que el ataque culminará a las 9 de la mañana. El letrero lo pone con posterioridad a que Whalberg salga. En perfecta lógica nos hace creer que todo está perdido porque las plantas atacan incluso sólo a una persona, cuando en realidad lo que sucede es que las plantas se muestren más agresivas conforme más agresivos se comporten las personas. Tras la maravillosa conversación en la que ninguno de los dos se acuerda del color del amor, Whalberg decide salir, enamorado, para morir junto a ella. Maravilloso.
Un peliculón.