Crítica de la película Anticristo por Iñaki Ortiz

Lars Von Trier puede ser ese detestable cineasta de ego inconmensurable que se dedica a presumir falsamente de experimentación cinematográfica con su trilogía de la tiza. También puede ser ese delicioso realizador de ego inconmensurable que nos regala joyitas como Epidemic. Pero a veces, pocas veces, también puede rodar pequeñas películas sin demasiadas pretensiones como esa divertida comedia titulada El jefe de todo esto. Eso sí, aun en ese caso, deja su impronta sobre la película de manera que difícilmente podamos catalogarla puramente de género o como convencional. ¿Y quién quiere eso de Lars Von Trier?

Con esta nueva película, el director más famoso de Dinamarca vuelve a hacer una incursión en el género de terror, aunque esta vez mucho más de lleno. Está claro que esta no va a ser una película corriente, no se parecerá nada a los títulos que nos llegan regularmente de EEUU, ni tampoco al terror japonés, ni mucho menos al nuevo terror comercial español. Esto será una nueva obra de Lars Von Trier, para bien o para mal, y creo que todo indica que será para bien. El argumento, además, supone una de esas limitaciones autoimpuestas que tanto motivan al principal creador del movimiento Dogma. Confiemos que sepa, una vez más, concentrarse en las ventajas de esta limitación. Reducirá voluntariamente sus opciones narrativas para volcarse con las que queden en pie. Tampoco es nada excesivamente novedoso en este caso.

Dos buenos intérpretes soportarán todo el peso de la película. El inquietante Willem Dafoe, que sea ajusta como un guante al cine de Von Trier; y la curiosa Charlotte Gainsbourg, que estaba deliciosa en La ciencia del sueño.

En cualquier caso, un proyecto curioso e interesante para los amantes del terror. Siempre es una cita obligada un estreno de ese director que despierta odios y pasiones, a veces ambas cosas. En un tiempo en que aparecen y desaparen rumores de terror de autor (Charlie Kaufman, Paul Thomas Anderson) este puede ser un buen aperitivo para contentarnos a muchos. Veremos que opinan en el festival de Cannes.