Entrevista a Rodrigo Cortés, director de Buried


08 de Septiembre de 2008
por William Munny

Rodrigo Cortés, español triunfando en Sundance, descrito como el director a seguir este año por su película Buried pero al que ya conocíamos algunos por la muy buena película Concursante, nos concede unas palabras en relación a su inminente éxito de crítica en las grandes pantallas.

Precríticas: De aquel chico de 16 años que rodó su primer corto en súper-8, en 1989, hasta ahora, con este éxito internacional gracias a BURIED, ¿qué queda?

Rodrigo Cortés: La misma insensatez, la misma determinación contraria a lo estadísticamente probable. A veces creo que el ochenta por ciento de lo que ahora sé surge de aquellos días trabajando en las calderas.

P: ¿El cine, en su persona, es una obsesión o una afición que se ha convertido en trabajo?

R.C: No son conceptos excluyentes: un trabajo, sin duda, abordado con la pasión de un aficionado. Y mi aproximación al trabajo siempre ha sido obsesiva.

P: ¿Quién es y quién quiere ser en el mundo del cine Rodrigo Cortés?

R.C: Mucha pregunta, ésa, para mí, no concibo mi carrera como si fuera el gran juego de la oca. Deseo hacer películas que supongan algún tipo de desafío y a través de las cuales pueda expresar una voz y una mirada propias, si es que eso significa algo. Poder mirar atrás y reconocerme en aciertos y errores, seguro de que, al menos, han sido propios.

P: El éxito de CONCURSANTE es indudable, sin embargo no ha llegado a todo el mundo. ¿Se trata de una buena película que no se ha distribuido o publicitado lo suficiente?

R.C: Se trata de una película hecha en España sometida al mismo vía crucis que el noventa por ciento de sus hermanas. Uno de los males endógenos de la que de manera demasiado optimista llamamos nuestra industria, es que quemamos nuestras películas, buenas o malas, con tres marquesinas y medio faldón en Fotogramas. Con suerte. No se quiere o no se puede invertir en publicidad lo mínimamente necesario para llegar a la gente. El público es soberano, pero sólo si sabe que existes. En el caso de CONCURSANTE, la película ha tenido una segunda vida en Internet. No ha respondido a ningún plan, sólo ha sucedido.

P: Variety le ha colocado entre los 10 mejores directores a seguir este año. ¿Esto da vértigo?

R.C: No, si no se piensa en ello; al fin y al cabo no hay manera de saber qué significan de verdad estas cosas. De momento, lo que me han dado es una cazadora.

P: ¿Con BURIED da un salto y cambia de estilo?

R.C: No creo que esto del cine tenga nada que ver con el atletismo, aunque tampoco me atrevería a defender con demasiada alegría lo contrario, lo que trato de hacer es adecuarme a la narración, a las necesidades lógicas y emocionales de la historia. Mi obsesión es introducir al espectador en el cerebro del protagonista y obligarle a vivir una experiencia física y sensorial de primer orden.

P: ¿Cuál es el cine que le gusta ver y hacer?

R.C: Admiro a Scorsese, Welles, Hitchcock, Keaton, Kubrick… O a esos directores contemporáneos, con evidentes problemas mentales, que abordan con absoluta naturalidad lo que otros ni siquiera contemplan, como Spike Jonze, David O’Russell, P. T. Anderson o David Fincher. En cuanto al que me gusta hacer, dejémoslo para cuando tenga un puñado de películas que merezca la pena considerar, si tal cosa sucede en algún momento.

P: ¿Cómo llega a usted la idea novedosa de BURIED? ¿Dudó al hacerse frente del proyecto?

R.C: Versus Entertainment me hizo llegar un guión brillante y arrebatador que, en general, se consideraba improducible. No sólo no dudé un solo segundo en abordar una apuesta tan refractaria al sentido común, sino que le destiné cada gramo objetivo de energía, disponible o no, desde el segundo uno. No es una película de encargo, es un privilegio.

P: Usted comentó en cierto momento que esperaba que la película gustase tanto como usted sufrió filmándola. ¿Tan duro fue el rodaje?

R.C: Es sin duda el más duro al que me he sometido, y me consta que lo mismo afirmará cada miembro del equipo, así como el propio Ryan Reynolds. Se rodaron una media de 30 planos diarios, a menudo más, llegando a los 52 de la última jornada. Las particularidades del rodaje —poco confortable física y emocionalmente— añadieron sus propias dificultades. El grado de tensión, sufrimiento y concentración sostenida para lograr algo así fue enorme, agotador para todos, a todos los niveles. Miro hacia atrás y aún no sé cómo lo hicimos. Así que supongo que no lo hicimos.

P: ¿Qué podemos ver en esta película además de su claro carácter claustrofóbico?

R.C: La gente olvidará al ataúd en el minuto diez, BURIED es una experiencia física, un viaje trepidante, un thriller de máxima tensión, una carrera contra el reloj más deudora de Indiana Jones que de Open water, de Con la muerte en los talones que de Náufragos. BURIED  se vive con los músculos, con los huesos, con la piel y la sangre. Garantizo la pérdida de dos quilos de peso.

P: Siempre se tienen en mente una serie de películas para apoyarse en la dirección. ¿Cuáles son sus modelos?

R.C: No suelo revisitar películas antes de abordar un rodaje, aunque Scorsese y su espíritu arrebatado, cinético y radicalmente apasionado, me asaltan cada noche como el fantasma del padre de Hamlet.

P: ¿Con qué claves convencería a nuestros lectores para ir a ver la película?

R.C: ¿Quién no quiere ser enterrado vivo y someterse a una agonía de oscuridad, miedo, falta de oxígeno y tensión insostenible por menos de ocho euros?

P: ¿Algún proyecto a la vista o mejor descansar?

R.C: Siempre hay proyectos a la vista, y nunca importan a nadie hasta que se materializan, así que aguardemos y hagamos como que estamos descansando.

 





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