Meryl Streep, una de las actrices más reconocidas de nuestro tiempo recibe el premio Donostia. Se muestra muy agradecida, emocionada. Alaba la hospitalidad de la ciudad, la buena comida. Cuenta que le habían hablado muy bien del festival, incluso imita a Robert De Niro resumiendo las cualidades del evento, tienes que ir, allí saben como tratarte, son una gente encantadora, yo voy siempre.
La actriz bromea en varias ocasiones, asegura que si hablan bien de ella es porque les paga a todos mucho dinero. A quien se declara entre la prensa como un fan incondicional, le responde yo también te quiero. Bromea hasta con el traductor, de quien pregunta a ver si ha estado bebiendo, en relación a un pregunta sobre el jamón que regalaron los directores de Louise - Michel.
Sobre su trabajo como actriz, considera que los actores recopilan experiencias y se las devuelven al mundo. Nos cuenta una anécdota. De joven una vez visitó las naciones unidas y tenía claro que quería ser intérprete para crear la paz entre quien no se entiende. A estas alturas de su carrera piensa que en cierto modo ha tenido la oportunidad de hacerlo, ha cumplido su sueño de juventud. En cuanto a su versatilidad, ella asegura que todos los actores hacen el mismo trabajo, hacer creíble su personaje, no importa si eres versátil o te dedicas a un género. Sobre si el público la conoce realmente o no asegura que si no es así, es un fracaso suyo, pues deja gran parte de ella en todos sus personajes.
La actriz tiene claro que aún no piensa retirarse, y espera que le sigan ofreciendo papeles interesantes. De momento nos habla de dos trabajos recientes aún por estrenar. Doubt, en la que interpreta a una madre superiora, y donde trabaja junto a Philip Seymour Hoffman; y Julie & Julia, con Stanley Tucci y Amy Adams. A los 40 años le dijo a su marido que había llegado el momento de pensar en lo que iban a hacer ahora, desde entonces, sin embargo, no ha parado de trabajar. Considera que su ilusión se mantiene por una cuestión de apetito. Por mucho que hayas cenado una noche, al día siguiente, cuando llegan las siete de la tarde te vuelve a entrar hambre.
No tiene intención de ser directora. La mayoría de los directores con los que he trabajado te dirán que piensan que sí he dirigido antes. Admite estar interesada en implicarse en todo lo relacionado con una película. Por eso le gusta trabajar con directores que le dan esa libertad, como Johnathan Demme (el actual presidente del jurado, para quien se deshace en elogios), Mike Nichols o Sidney Pollack. Aunque a veces es divertido trabajar con gente que tiene las ideas muy clara y lo tiene todo controlado. Tampoco le interesa la producción, prefiere ser una chica a la que le invitan a bailar. Con cuatro hijos es difícil tener tiempo para producir. Ha elegido sus papeles en función de si creía que la obra merecía pertenecer a la historia, aunque a veces sea por pequeñas cosas como hacer reír a la gente. No ha elegido ningún personaje por decisiones estratégicas, por mejorar su carrera. A estas alturas, cada vez que revisa su currículum se sorprende de la cantidad de personajes que ha interpretado.
La consabida pregunta política. Si gana el candidato demócrata, Barrack Obama, ella lo escenifica con una expresión de júbilo. En cuanto a que gane su contrincante, emite un sonido de disgusto y asegura que sería el momento de buscar piso en San Sebastián.