Paul Auster, que este año hace doblete en el festival de San Sebastián como presidente del jurado y director de una película presentada fuera de concurso, ha defraudado a la crítica con su obra La vida interior de Martin Frost.
Una película que pretendía abordar de una manera poética el proceso creativo y con una laberíntica trama que no ha sabido o podido conectar con la crítica.