La Academia norteamericana parecía tener claro que este año necesitaba alguna novedad potente con la que luchar contra las cada vez más bajas audiencias de la gala de entrega de los Oscar. Y la gran decisión ha sido contar con una estrella de postín para presentar el evento: El elegido es nada más y menos que Hugh Jackman.
Lo sorprendente de la noticia gana sentido si se descubre que, en su pasado más anónimo, Jackman fue todo un artista de vodevil y experto en números musicales. La decisión de la Academia ha ido directa al centro de la diana, asumiendo religiosamente lo marcado por la revista People, que designó a Jackman como el hombre más sexy de 2008. Dicho y hecho, él será el rostro de los Oscar ante el público norteamericano.