Richard Gere es la gran sensación de este año. Afecta al tráfico en las calles, todos quieren ver a la archiconocida estrella de Hollywood. Él entra tranquilo, sonriente, posa para los fotógrafos y se preocupa por que aparezca su té verde, con el que tiene ciertos problemillas. Bromea y es cómplice con los periodistas pero a su vez maneja sin despeinarse a los más atrevidos. Lo que sí que le despeina es el auricular, se lo quita en cuanto tiene ocasión. Abraza a una de las periodistas, dejándola casi fuera de juego y, sin embargo, cuando otra le pide el abrazo sabe como esquivarla. Domina la rueda de prensa.
Lo primero son las preguntas sobre el premio. Dice conocer de antes el festival de San Sebastián, lo asevera como algo evidente, y según él es muy conocido fuera. Dice no haber querido venir antes pero no poder por circunstancias.
Se siente contento porque a los actores que han ganado el premios antes que él los veía de crío. “Que a uno le sitúen al mismo nivel que a ellos le hace sentir muy humilde”.
También hay interés por saber cuales van a ser sus palabras en la ceremonia. Dice no saberlo y pide sugerencias. Después alguien le pregunta si va a hablar del problema del Tibet. Insiste en que no lo sabe, “¿quieres que diga algo acerca de eso?”.
Por supuesto habla sobre China. Dice que es el momento de ese país, y que el resto del mundo le debe alentar. Dice que no se logra la grandeza pisando los derechos humanos de un pueblo.
En cuanto a temas políticos parece poder hablar de todo. Le preguntan por las guerras de América latina y suelta un discursito aportando datos concretos. Dice que estuvo a mediados de los 80 y se lamenta de que el gobierno de Estados Unidos apoyase a la extrema derecha.
También hay para Bush, claro está, hablando de las mentiras (relacionado con el argumento de la película que ha presentado, The Hoax), dice que las mentiras están detrás de todas las guerras del siglo XX, como es el caso de Irak y las mentiras de Bush. Dice que el poder intoxica más que el dinero.
Lo mismo habla del trastorno bipolar, a raíz de su papl en Mr Jones. Nos cuenta que la rodó por un amigo que sufre esa enfermedad. Y explica que no está nada bien tratada en nuestros días.
La película que más le divirtió hacer fue Chicago, aunque admite que es una rareza, no es un musical cualquiera según explica. Los papeles de malo en principio no le interesan tanto porque no suelen tener demasiada riqueza. Dice que a menudo hace tipos que son “gilipollas”.
Dice no saber ni lo que es una estrella. Su trabajo es una pequeña parte de su vida, le interesan más otras cosas, como la familia. También le preguntan por su religión, el budismo. Dice que siempre le ha interesado la filosofía, la naturaleza del ser y que el sistema que más se acerca a lo que andaba buscando es el budismo. Dice que le saltó a la cara, que no lo buscaba. Le ha beneficiado mucho, explica.
Conoce a Almodóvar y según comenta, hace ya años, cuando se empezaron a ver sus películas en Estados Unidos estuvo hablando con él de hacer una película que, al final, no se hizo.
Finaliza la rueda de prensa y un tumulto de gente se abalanza sobre él. Definitivamente es la sensación en Donostia.