Ayer fue el día en el que Martin Scorsese presentaba fuera de concurso su nueva película Shutter Island, y estuvo acompañado para la ocasión por Sir Ben Kingsley, Mark Ruffalo, Michelle Williams y, por supuesto, Leonardo Di Caprio, que elevó la temperatura de la gélida Berlín con el centelleo de los flashes de la alfombra roja.
La película ha sido bien acogida. Extractamos algunas de las afirmaciones de los corresponsales de la prensa convencional desplazada a la capital alemana.
"Cada imagen se comporta como un pequeño universo cerrado. Cada fotograma encierra la historia entera de cada fotograma filmado. No es una simple lección de cine, es el cine convertido en lección y misterio: un enigma dentro de un misterio envuelto en un acertijo. Cuestión de vocabulario. Genial"; "Scorsese narra con maestría el angustioso acorralamiento de los sabuesos que hurgan en aparentes maquinaciones. Crea un universo desasosegante, nos ofrece sutiles pistas de que nada es lo que parece, alterna las pesadillas con la realidad. Sales de esta película con sensaciones muy raras. En mi caso, también con la certeza de que no he mirado el reloj a pesar de durar 140 minutos. Es la prueba de que me ha enganchado esta retorcida y enfermiza tela de araña".
No ha tenido el mismo recibimiento la película rumana a concurso If I want to whistle, I whistle, que no ha gustado, considerada de un dramatismo excesivo y frío, con una mayor preocupación por la forma que por el contenido.
Lo nuevo de Vinterberg, Submarino, no ha dejado a nadie indiferente. Algunos la consideran lo mejor que se ha visto en la Sección Oficial, otros, en cambio, consideran que su dramatismo no consigue arraigar en el espectador.
El día de hoy se presentaba con tres películas que han dejado poso. La primera, un ejercicio de realidad ficcionada o de todo lo contrario a cargo de Banksy, el grafitero más conocido, pese a no conocerse su identidad. La segunda, lo nuevo de Baumbach, que parece haber gustado en las primeras impresiones que pueden recogerse, la tercera es lo nuevo de Zhang Yimou, que adapta Sangre fácil de los Hermanos Coen, calificado de "tan divertido como marciano".