El 30 de septiembre de 1955 James Dean falleció en un accidente de coche que le lanzó a la eternidad del mito y la leyenda. Endiosado y amado por los siglos de los siglos con tan solo tres grandes películas en su filmografía, Dean solo llegó a ver estrenada la primera de ellas, 'Al este del Edén' (Elia Kazan). Tanto 'Rebelde sin causa' como 'Gigante' fueron estrenadas después de la muerte de este icono generacional, un muchacho tímido y arisco que escondía, tras su mutismo, una profunda admiración hacia su compañero de 'método', Marlon Brando.
Contradiciendo a la leyenda, Dean dejó atrás una filmografía en la que no figuran sólo auqellas tres míticas películas, sino también otros títulos en los que apareció en roles menores, como '¿Quién ha visto a mi chica?', protagonizada por Rock Hudson, así como fugaces apariciones televisivas y una brillante interpretacíón teatral en la piez 'Los inmorales', de Gide.
Cuentan quienes le conocieron que era arisco, seco y poco hablador, y que tan solo se molestaba en amabilizar su trato con aquellos que le caían especialmente bien (como debía ser el caso de Liz Taylor, durante el rodaje de 'Gigante'). Para el resto de los mortales, Dean pasaba de ser misterioso y deseable (en la distancia) a insoportable (para la mayoría) o rentable (para sus 'superiores') en la cercanía. Los más allegados conocían y entendían las marcas de un pasado que había dibujado su carácter con brochazos de rabia incontenible.
Jack Warner (sí, uno de los hermanos) barruntaba: "Ese chico era insoportable, pero nos ha hecho ganar un montón de pasta", y hasta Humphrey Bogart reconocía que Dean murió "en el momento justo". Según el gran Humphrey, el protagonista de 'Al este del Edén' de haber vivido un tiempo más, no habría acabado sobreviviendo ni a su propio personaje.
Sea como fuere, hubo una vez en que todos los adolescentes de medio mundo se vieron reflejados en su rabia, en su diferencia, en su melancolía. Media población mundial adolescente se vieron reflejados en el Jim Stark de 'Rebelde sin causa', y los muchachos de medio mundo invirtieron sus limitados ahorros en comprar aquella cazadora roja, para siempre inscrita en la leyenda.
Hace 50 años, el cruce de la autopista 46 con la 41 de Colaway (hablo de California) fue involuntario testigo de un final y de un comienzo. La muerte y el mito convergían durante un segundo para truncar una vida y alentar la leyenda. Hoy, también 30 de septiembre, medio mundo se hará eco de que la vida puede seguir en el recuerdo, con homenajes, proyecciones y coloquios. (El KM proyecta sus tres míticas películas precedidas de un documental firmado en 1957 por Robert Altman.) Y la Warner saca al mercado un espectacular pack que engloba sus tres protagonistas (todas en edición con 2 discos) y un documental titulado 'James Dean: Por siempre joven'.