El festival de cine de Venecia se está caracterizando este año por el poco nivel de la sección oficial y por la expectación extracinematográfica que están generando los documentales.
Abrió el fuego Videocracy, que ponía en el punto de mira a Silvio Berlusconi, lo cual produjo un revuelo, sobre todo, en Italia; se continuó con la historia de amor que Michael Moore le dedica al capitalismo, y que vino aderezada por una polémica sobre el dinero que cuesta entrevistarse con Michael Moore, un mínimo de 2.000 dólares, que el propio realizador admitió desconocer. Y ayer le tocó al South of border, el nuevo documental de Oliver Stone, dedicado a Hugo Chávez, que incluso no dudó en vestirse de gala para sumarse al glamour de la alfombra roja veneciana. Por el camino queda un ataque feroz de todo el equipo del documental, con Oliver Stone a la cabeza, contra el periódico El país. Bien es cierto que el pase del documental arrancó un sonoro aplauso.
¿Y de cine? La película más destacada por la prensa desplazada al Lido ha sido The informant, lo nuevo de Steven Soderbergh, protagonizado por un Matt Damon que dicen borda su papel en una película con mucho ácido y basada en hechos reales. La película se presentaba Fuera de Concurso.
Por lo que respecta a las películas de Sección Oficial, el día deparaba lo nuevo de Jacques Rivette, que ha sido calificada de «infame», «vacía y petulante»; y una producción de Sri Lanka que tampoco ha recibido el favor de la prensa, que ha sido calificada de «ridícula» y que está llevando a algún sector de la crítica a preguntarse los parámetros por los que se rige Marco Müller, director de la Mostra, para la selección de películas a concurso.