Hoy han presentado Vicky Cristina Barcelona su director, Woody Allen; parte del reparto, Javier Bardem, Rebeca Hall; y uno de los productores, Jaume Roures.
Woody Allen se muestra, como siempre, extremadamente tímido. La mayor parte del tiempo dirige su mirada hacia abajo, hasta que uno casi duda de si se ha dormido. Cuando se dispone a hablar emerge como de un sueño interrumpido y cuela algunos comentarios chistosos sin llegar a buscar la complicidad de los periodistas. Todos reímos, eso sí. Por ejemplo, cuando se le comenta que su monumento en Oviedo es de los más visitados y él pregunta sin cambiar el tono ¿por personas o por palomas?
Pronto se le acuso de caer en el tópico del latin lover. Allen responde con ironía -apreciable únicamente por sus palabras, su tono es siempre neutro - toda la población española tiene todo el sexo que quiera, a excepción de Javier Bardem. Eso es todo lo que quería decir con mi película. En otra pregunta Bardem opina que Allen hace del tópico una pirueta.
No tarda en salir el tema de la polémica entrevista de Bardem, eso sí, se le pregunta desde el planteamiento de malentendido. El actor recuerda que la periodista ya lo aclaró en un comunicado y que tiene toda la credibilidad del mundo. Es curioso el empeño de tantos medios en enseñar la sangre, en morder la carne y que luego no pongan el mismo empeño en el desmentido.
Después utiliza una metáfora en la que un río es su carrera en la que viaja en un barquito, y paralelo circula un canal de aguas fecales donde se vierten cosas que se le adjudican. Es incontrolable, yo sigo mi camino.
Más adelante se comenta la posibilidad de que Scarlett Johansson no haya venido por tener mala relación con los actores. Bardem alza los ojos en un gesto de desesperación. Todos desmienten este rumor.
El director asegura que no se explica por qué esta película ha tenido éxito en EEUU. Él ha tenido la misma sensación que siempre. A veces funcionan y otras veces no. Yo no sé que decir... muchísimas gracias. Nos cuenta también la imagen de Europa que hay en EEUU, como un lugar menos reprimido, más abierto con el arte. El personaje de Johansson representa esa creencia.
Quería una ciudad romántica y por eso eligió Barcelona. Podía haber elegido Paris o Venecia, pero nunca ciudades como Nueva York o Londres. Dice que no sabe donde rodará su próximo proyecto. Le gustaría Italia, quizá España. Lo decidirá como tarde a final de año y quiere estar rodando el verano que viene. En la producción de sus próximas tres películas también estará Jaume Roures, quien bromea quejándose de que pasará tres veranos más trabajando. Realmente su única intervención. Quien habla también poco es Rebeca Hall, quien prácticamente da unas respuestas escuetas a preguntas sin importancia. Entre otras cosas se lamenta en broma de no estar en la parte cool de la película, refiriéndose a la trama.
No tiene pensado retirarse. ¿Qué haría si no? ¿Mirar por la ventana? Sólo hago una al año, aunque suena como mucho. Explica que mientras otros pasan dos años buscando financiación, él no lo necesita porque sus películas son muy económicas. Seguirá así mientras pueda. Y un día te caes muerto y no haces más películas.
Bardem habla de Antonio Banderas. Dice que le deben mucho. Es un actorazo, una pedazo de persona que ha hecho mucho por nuestro país. También para Woody Allen sólo tiene buenas palabras. Dice que está honrado y agradecido por hacer esta película con él, especialmente por ser en su país.