Las nuevas formas de comunicación en el cine español

Internet ha cambiado radicalmente nuestra manera de comunicarnos. Skype, WhatsApp, las redes sociales. Todo se va asimilando con naturalidad y lo manejamos como si lo hubiéramos usado desde siempre, pero detrás de ello se esconden cambios significativos de lenguaje. Resulta sorprendente que esto no haya sido demasiado abordado en el cine -no al menos a fondo- cuando ya hace muchos años que convivimos con algunas de estas nuevas tecnologías. Más sorprendente resulta que una cinematografía tan modesta como la española, haya utilizado de forma tan radical estas cuestiones, experimentando con nuevas formas de narración. Aquí va un pequeño repaso a cuatro películas recientes. La primera, Blog, apareció ya en 2010 y, en mi opinión, supuso un paso atrevido en este campo. Las demás se han estrenado este año o están a punto de hacerlo, como es el caso de Open Windows de Nacho Vigalondo.

Blog de Elena Trapé
La reformulación de los diálogos a través del chat.

La ópera prima de Elena Trapé, probablemente no ha tenido la repercusión que merece. La pudimos ver en el festival de San Sebastián hace cuatro años. Podéis leer lo que escribí sobre ella en su momento. Tiene bastantes virtudes que ahora no vienen a cuento, pero principalmente me resultó muy interesante su forma de usar el lenguaje del (ahora ya olvidado) Messenger. Las conversaciones se plasmaban en pantalla, y no solo veíamos los resultados de las mismas sino también su construcción. Cómo los personajes iban escribiendo sus textos. Esto le permitía a la directora mostrar los titubeos y las frases nunca dichas, a través de las palabras escritas y borradas antes de enviar el mensaje.

Cualquiera de nosotros reconoce esta forma de escribir, por lo que la acción resultaba muy verosímil. Pero lo más importante es que servía para enriquecer los diálogos, añadiendo de forma natural lo que pasaba por la mente de los personajes pero no llegaban a decir. Esta particularidad se queda a medio camino entre la vieja comunicación escrita -con la clásica bola de papel a la basura- y la conversación oral en tiempo real. Deja al descubierto esa condición de "falso directo" que tienen las conversaciones por chat, y que afectan a la forma de comunicarnos. No es un carta; no es lenguaje oral. La manera en que Trapé imprimía en pantalla estas conversaciones, sin complejos, conseguía un ritmo y una doble capa de información que también es muy propia de la era digital.

10.000 km de Carlos Marques-Marcet
Las relaciones a distancia

Intensa y conmovedora historia de una pareja en nuestro tiempo. Podéis leer mi crítica aquí. Se trata de una relación a distancia, como ya insinúa su título, y por tanto, por videoconferencia -que por razones de marca no pudo llamarse expresamente Skype. Tenemos algunos elementos similares a los que ya he comentado de Blog. Hay una escena en la que se escribe un email y se va rehaciendo la redacción borrando y completando frases. Por otra parte, la inmediatez también está presente. Esto es lo que hace significativamente distinta esta historia de la que sería su equivalente clásica, mediante carta. Por cierto, me comentaba el director en una entrevista que como referencia importante en su película tenía una historia de esas características: I findanzati de Ermanno Olmi (1963).

Aparte de esto, tenemos la posibilidad de contar con dos ambientes distintos en un diálogo, separados además por dos husos horarios muy diferentes. Descubrimos los tiempos muertos de una comunicación forzada. La limitación del encuadre de la webcam, que muestra y oculta al mismo tiempo, como prolongación del propio encuadre de la película. Además, dentro del argumento de la película había pequeñas reflexiones filosóficas sobre la relación entre la situación física y virtual de la información, que en otro tiempo pertenecerían a la ciencia ficción, pero que a día de hoy se pueden incluir como una cuestión social natural. El montaje, además, estaba diseñado en consonancia al propio medio de comunicación, mezclando una vez más las nuevas tecnologías con la narración y la forma. También se hace uso de Google Maps, consiguiendo un nuevo concepto: exteriores virtuales.

Hermosa juventud de Jaime Rosales
Elipsis digitales

Otro acercamiento a las nuevas tecnologías desde el hiperrealismo. Rosales consigue una película creíble en cada detalle social, y el uso del WhatsApp es otro elemento más que resulta indispensable. Quiere hablar de la vida de los jóvenes, y por lo tanto, no puede dejar de mostrar su comunicación a distancia. Comparte con los anteriores ejemplos algunas características como las conversaciones escritas en tiempo real, pero lo lleva un paso más allá y decide jugar con la narración. En concreto, trabaja un aspecto esencial: la elipsis. A través de una frenética navegación por las fotos enviadas, nos ofrece unas pinceladas suficientes para entender lo que ha ocurrido durante meses. Como recurso resulta brillante, pero además, perfectamente reconocible como un aspecto propio de nuestra vida diaria.

Otro elemento interesante que podemos ver en la película, es la actividad paralela. Es decir, cómo los personajes están realizando otras tareas (como jugar) mientras conversan, o como las conversaciones se ejecutan en paralelo. Una actividad múltiple cada vez más presente en nosotros, que no solo está cambiando nuestra forma de comunicarnos sino también nuestra manera de pensar. Me refiero, claro, no a lo que pensamos sino a como pensamos.

Open Windows de Nacho Vigalondo
Ventanas indiscretas

Se estrena el 4 de julio, así que todo lo que voy a decir se refiere a los avances que hemos podido ver o a lo que he leído sobre ella. Ya daremos una visión más concreta aquí en Precríticas, cuando la veamos. Al igual que en 10.000 km, el centro de su premisa se apoya en la videoconferencia. La diferencia, con esta y con las otras dos, es que no se trata de un cine social realista si no de una película de género. Vigalondo usa estas "ventanas" para crear una trama de suspense, al estilo clásico pero con un medio completamente moderno. Pero quedarnos en que puede tratarse de un ejercicio hitchcookiano renovado, probablemente sea un análisis superficial.

Este recurso, principalmente de trama, afecta a la forma cuando menos en una complejidad de montaje que, según estamos oyendo, resulta sorprendente. La cámara dentro de la cámara, un recurso clásico, que es asumido aquí de forma natural y llevado a la complejidad de varias conversaciones simultaneas. El director que ya nos regaló una complejidad argumental admirable con Los cronocrímenes (por lo fácil de entender que resulta puede no ser tan evidente esta complejidad, pero hay piruetas muy inteligentes para preservar la coherencia de su propuesta de viajes en el tiempo) puede volvernos a deslumbrar con este nuevo planteamiento. ¿Estaremos hablando del nacimiento de un found footage en tiempo real? Veremos.